SEnDLa primera conclusión que uno extrae al analizar los resultados del estudio es que las redes sociales han sustituido a la televisión.

-Es lo primero que se nos ocurre desde fuera, pero yo no estoy del todo seguro de que sea así porque, probablemente, estos chicos se siguen enganchando a la tele con alguna serie o algún programa. Pero la manera de ver la televisión ha cambiado radicalmente. Ya no es aquella imagen de Los Simpson que se sientan todos en un sofá para ver la misma pantalla, sino que cada uno tiene su propia pantalla, sea un móvil o una tablet, con los que accede a lo que le interesa. No sé si las redes sociales o la red han sustituido totalmente a la televisión pero sí la han desbancado.

-La mitad de los adolescentes las usa al menos cuatro horas diarias. El dato es llamativo.

-Cuando salieron los resultados, a los que somos más mayores nos asombraron más, sí, pero la realidad es que antes se dedicaba el tiempo, cuando se salía del colegio, a jugar y ver la televisión y ahora las redes sociales ofrecen ese espacio alternativo para hacer lo que antes se hacía jugando. ¿Si genera problemas? Pues del mismo modo que un enganche excesivo a la tele influía en el rendimiento educativo. Como psicólogo, sigo creyendo que es mejor el juego porque permite una socialización en directo persona a persona, pero entre estar viendo la tele y perdiendo el tiempo o conectar aunque sea con cierto nivel de trivialización, creo que esto útlimo genera un espacio de convivencia.

-Un adaptarse o morir…

-Estamos ante un próximo espacio prioritario de relación y comunicación y que la escuela tiene que incorporar este espacio digital como herramienta para compartir conocimientos, como hacen los investigadores o las empresas.

-Osea, que no estamos ante el enemigo…

-No es cuestión de pensar que si no puedes con el enemigo únete a él. Es cuestión de lanzar el mensaje de que si ellos han descubierto una herramienta que es útil, aprovéchala. No debería asustarnos.

-Aunque lo hace…

-Todavía asusta, sí. De ahí el mensaje que se quiere transmitir estas jornadas de aprovechar un espacio nuevo que se abre y las herramientas nuevas que los chicos ya manejan. Hay un problema importante: que ellos son más competentes que nosotros y eso genera mucha inseguridad al adulto. Se trata de usar estas herramientas para informar, comunicar y contrastar y que el docente le aporte al alumno ese pensamiento crítico.

-La pregunta del millón: ¿A qué edad debería concederse a un menor el acceso a un móvil?

-Puede ocurrir que haya alguno que no tenga especial interés en él, pero lo normal es que desde la etapa preadolescente se aspire a manejar el acceso a WhatsApp y redes sociales para contactar con los compañeros. Es un indicio de socialización. Hasta a los abuelos les hemos puesto móvil porque nos da tranquilidad que nos puedan llamar en cualquier momento. Y el WhatsApp ha sido la revolución de la tercera edad en el uso del móvil. Se manejan mejor y lo usan mejor. No puedo decir una edad ideal para iniciarse en el uso del móvil porque también depende del contexto socioeconómico de cada uno. En algunos casos, disponer de un smartphone puede ser prohibitivo. No se trata de verlo ya como un libro o un chándal, pero sí de empezar a considerarlo como un material de socialización básico.

-Pero nunca antes de los….

-La etapa de socialización es a partir de los 12 años, cuando empieza la preadolescencia. Creo que facilitar un smartphone a niños de 8 o 9 años es un despropósito porque hay otras herramientas que les pemiten acceder al mundo virtual, como la tablet, pero en casa y tutelado por los padres. Y también se dispone de espacios de juego y convivencia como el parque o la plaza que ellos aún reclaman.