Zaragoza es una de las ciudades importantes dentro de la Vuelta y, por séptimo año, acogerá una etapa contrarreloj. Un disciplina en la que siempre se ha podido observar un gran espectáculo en la capital aragonesa pero que pocas veces ha sido decisiva para el resultado final de la carrera. La última vez que la ronda por etapas más importante de España visitó Zaragoza en forma de contrarreloj fue en 1995.

La primera lucha contra el crono por las calles zaragozanas tuvo lugar en 1968. En aquellos años, la primera etapa de la Vuelta estaba dividida en dos sectores y en aquel año 68 venció en ambos Jan Janssen. El holandés llegó a la Vuelta a defender su victoria en la edición anterior, pero no pudo repetir ese éxito. El italiano Felice Gimondi se llevó el triunfo final en Bilbao.

La excepción francesa

Un axioma que siempre ha estado presente en este tipo de etapas en Zaragoza es que el ganador nunca ha logrado la victoria final en la Vuelta. Como en todas las normas, hay un excepción y en este caso es la de Roger Pingeon. El francés ganó la decimocuarta etapa en 1969, una crono con salida y llegada en la capital aragonesa y se llevó la Vuelta.

En los años 70 y 80, la prueba se olvidó de Zaragoza como sede de etapas contra el reloj. Tan sólo volvió en el año 1981 con una nueva victoria francesa. Regis Clere fue el más rápido por las calles de Zaragoza en una Vuelta que se llevó finalmente su gran rival de aquel año, el italiano Giovanni Battaglin. Fue aquella una edición sin rivales, Regis Clere portó el jersey de líder hasta la crono de la octava etapa. Una jornada en la que ganó precisamente Battaglin y le otorgó el liderato. Sólo hubo dos líderes aquel año y ambos se repartieron la victoria en las tres contrarrelojes: 2 para el francés y una para el italiano.

La magia de los años 90

Tras dos décadas en las que Zaragoza tan sólo acogió una crono, la Vuelta recuperó a la capital aragonesa como uno de los lugares claves en el desarrollo de la ronda española. Así, Zaragoza fue sede de etapas contrarreloj en los años 90, 93 y 95. Y este resurgir de la ciudad como plaza fuerte de la carrera coincidió con el fortalecimiento de los ciclistas españoles en esta modalidad.

Así, en el año 90 Peio Ruiz Cabestany venció en las calles de Zaragoza en una edición que se llevó el italiano Marco Giovannetti. En la edición de 1993, Melchor Mauri fue el vencedor de la crono zaragozana. Ninguno de los dos pisó el podio al final de sus respectivas ediciones. La gran esperanza para el ciclismo nacional fue Abraham Olano en la prueba de 1995, la última en que la Vuelta tuvo una contrarreloj en la ciudad. El español se impuso con autoridad en la crono que visitó la ciudad. Sin embargo, su destreza en la lucha contra el crono no le permitió vencer al final de la Vuelta. Fue segundo, lo más cerca que se ha quedado un corredor español de la victoria siempre que la ronda española ha tenido una etapa contrarreloj con salida y llegada en Zaragoza.

Las conclusiones más interesantes que se pueden sacar de estas seis etapas en la capital aragonesa son pocas pero contundentes. Tan sólo en una ocasión un corredor que ha ganado aquí se ha apuntado la victoria final. Sin embargo, el dato más sorprendente es que siempre que hubo una crono en Zaragoza nunca ganó la Vuelta de ese año un corredor español.