Érase una vez Torre Village... Así podría comenzar el estudio sobre el impacto socioeconómico que tendría el outlet que Pikolín quiere llevar a sus suelos de la carretera de Logroño que, solo para empezar, para poder abrir sus puertas en el 2017 como pretenden sus impulsores, ya prevé una inversión de 198,5 millones de euros. Aunque en ellos entran los 87,4 en los que se valora el traslado de sus naves a Plaza, que tendría que realizar igualmente, se haga o no, con su anunciada marcha a la plataforma logística. Son 104,1 millones lo que costaría la construcción del recinto comercial, bautizado como Torre Village, y otros 7 a la urbanización.

Quizá estas sean las cifras más sólidas de un completo estudio, avalado por la Universidad de Zaragoza, en el que entran todos los ingredientes necesarios para hacerse imprescindibles en Zaragoza: hasta 11.280 empleos directos e indirectos creados o consolidados en el 2020 o una repercusión económica en el territorio de hasta el 1,1% de crecimiento del PIB aragonés. Música para los oídos de cualquier político o ciudadano de a pie en tiempos de crisis económica.

INGREDIENTES

Son cifras mareantes para la Administración que ahora, y con precedentes fallidos en el pasado reciente como el de Gran Scala en Los Monegros, tiene que decidir si ayudar a que se hagan realidad con una tramitación compleja en cuanto al planeamiento urbanístico y discutida por algunos sectores del tejido social y productivo. Pero al menos empiezan a aparecer elementos de juicio para determinar si es un futurible creíble u otro cuento de hadas.

En cuanto al esfuerzo económico que prometen los inversores, apuntan a que, además de la construcción y puesta en marcha, el gasto global previsto para el periodo 2015-2020, incluyendo el corriente de su funcionamiento, sería de 792,6 millones de euros. Repartidos en los dos movimientos clave de esta iniciativa: 556,5 vinculados estrictamente a Torre Village (69,3 de inversiones de los promotores y operadores, 415,3 procedente del consumo de los visitantes y 72 del de los trabajadores) y otros 236,1 relacionados a las nuevas instalaciones de Pikolín en Plaza (la inversión inicial del grupo empresarial serían 59,8 y el resto, 176,3, del consumo que harían sus empleados.

¿SUPEDITADOS?

El otro elemento fuerza es la creación de puestos de trabajo. O más bien el empleo en general, que es de lo que habla este estudio al que ha tenido acceso este diario. Porque las cifras varían dependiendo de dónde se sitúe el foco. Augura alcanzar un total de 11.280 empleos directos e indirectos en el 2020 pero mete en el saco todo lo que puede, hasta los 818 del Grupo Pikolín que, salvo que se cree una firma paralela, ya existen a día de hoy o, al menos, ya se prevén en el traslado a Plaza de sus instalaciones. O los 94 empleados que dice que moverá la construcción de esas nuevas naves en la plataforma logística que llegarán a 267 en su punto más álgido de ejecución, el año próximo, que se presupone ya previstos en esas obras.

Pero es que el estudio gira en torno a un concepto cuestionable que no cita explícitamente en ningún momento pero que podría llegar a preocupar por las lecturas que puedan derivarse de ello: ¿la implantación definitiva de Pikolín en Plaza está supeditado a la creación del outlet de tiendas minoristas en la carretera de Logroño?

Si atendemos solo a lo que dicen las cifras, la ejecución de ambos proyectos podría generar entre 2015 y 2020 unos 1.509 puestos de trabajo anuales, de los que 103 corresponderían a la construcción del outlet y el traslado a Plaza, 588 al funcionamiento del nuevo recinto comercial --691 nuevos en total-- y los ya citados 818 del Grupo Pikolín. A ellos se sumarían, asegura, otros 5.616 indirectos anuales, elevando el cómputo global a 7.125. Son cifras nada desdeñables. Falta decidir si es creíble o solo para acabar comiendo perdices.