Un reciente estudio de Alfredo Ollero Ojeda, profesor de Geografía Física de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, argumenta por qué no hay que limpiar los ríos, como reiteradamente piden los pueblos afectados. El autor del informe sostiene que es una acción inútil y contraproducente, ya que la siguiente riada vuelve a rellenar las zonas dragadas. "Limpiar el río es tirar el dinero", dice Ollero, que apunta que al dragar se cambia el ecosistema y se deja al cauce indefenso ante nuevas crecidas. El profesor mantiene que no es cierto que, con el tiempo, el cauce tienda a elevarse. En su opinión, si cada vez se inundan campos más alejados del lecho es porque las defensas de las márgenes comprimen el flujo y los inyectan con fuerza en capas subterráneas, hasta afectar al nivel freático, haciendo que el agua aflore en otros puntos apartados. Desde su punto de vista, son precisamente las crecidas fluviales los mecanismos que tiene el río para limpiar periódicamente su cauce.