Hay guerras de diversa intensidad. Las hay abruptas y cortas y las hay interminables con distintos picos de agresividad. En este segundo apartado puede incluirse la guerra del agua que vive España desde hace tres décadas, y que a momentos de calma se le incorporan episodios de alto voltaje. El próximo parece que está a punto de iniciarse, a tenor de las declaraciones de los pasados días en el Levante. Las últimas, las del coordinador del PP y número 3 de la formación, Fernando Martínez Maillo, quien en un encuentro con regantes en Murcia y una entrevista al Canal 7 anunció la presentación inminente de un pacto del agua interno en el que los trasvases «forman parte de la realidad para garantizar agua a los regantes». Una afirmación que recogen todos los medios locales.

Sometido a numerosas presiones por las entidades de regantes del Levante español, tradicional caladero de votos del PP y en un momento en el que estos ven cómo todas las encuestas le relegan a un papel secundario en detrimento de Ciudadanos (que mediante eufemismos y apelaciones a la solidaridad también defiende firmemente la conexión entre cuencas), los populares llevan tiempo anunciando que habrá un pacto y en ese pacto habrá trasvases. La propia ministra lo viene advirtiendo en los últimos meses. Aludiendo, eso sí, a posibles consensos, sin especificar dónde deben darse (si entre partidos, si en las mayorías parlamentarias, si entre territorios).

SOLIDARIDAD NACIONAL

Pero Martínez Maillo el pasado lunes fue mucho más explícito al insistir que «habrá trasvases» porque «el agua es un bien escaso y hay que aplicar la solidaridad nacional».

«Es un pacto a nivel interno que estamos muy cerca de alcanzar, está al 99,9% a falta de la firma y donde aparece claramente la realidad de Murcia. Esa realidad que tiene que ser en forma de trasvase», afirmó a Canal 7. Una vez se presente este documento, que se haría de forma pública y en un gran acto, se remitiría el texto al PSOE, ya que la intención es convertir este problema en un pacto de Estado y pretende llegar a un acuerdo con la oposición «porque el futuro de zonas como Murcia o Almería están en juego». Tras exponer claramente la vigencia de las transferencias hídricas, Martínez Maillo insistió en que el PP «tiene claro dos conceptos: solidaridad y consenso».

Las palabras de Martínez Maillo también tuvieron un claro destinatario, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al que criticó que siguiera apostando por la desalación y renunciara a los trasvases, así como que dijera una cosa distinta según el territorio en el que estaba.

Pero el PSOE, que sí ha mostrado públicamente su rechazo frontal a los trasvases desde el Ebro, sí apoya el Tajo-Segura, vigente desde los años 70. Así lo hizo el pasado domingo en Murcia, donde reiteró su apuesta por la desalación y por este trasvase, aunque horas antes había señalado en Albacete «el fin de los trasvases». En Murcia indicó que no habría nuevas infraestructuras de este tipo, pero sí defendió la vigente que transfiere caudales desde la cabecera del Tajo a la cuenca del Segura.

Estas declaraciones abrieron una espita de polémica en Castilla La Mancha. De hecho, salió al paso de Sánchez el secretario general manchego, Emiliano García-Page, así como numerosos regantes de la zona que denuncian el escaso caudal del Tajo y por tanto cuestionan que se siga cediendo agua al Levante. Esto ha provocado un incendio en el PSOE, ya que García-Page arremetió contra el triple trasvase de 60 hectómetros cúbicos y comparó el hecho de que haya «cuencas desbordadas» y pantanos llenos en el Levante y en cambio se siga aplicando este trasvase Tajo-Segura. El secretario general del PSOE manchego, y presidente de la comunidad, anunció que recurrirá este triple trasvase.