La dirección y el comité de Opel España decidieron en la tarde de ayer darse una última oportunidad para intentar alcanzar un acuerdo en la negocación del nuevo convenio colectivo y desbloquear una situación que ha puesto en serio riesgo a la planta de Figueruelas. Eso sí, el grupo PSA no está dispuesto a demorar mucho más el proceso y ha dado una fecha límite para alcanzar ese pacto: el 29 de enero. Si las partes siguen sin acercar posturas, la amenaza de no optar a nuevas inversiones y de llevarse el Corsa a partir del 2019 (lo que reduciría a la mitad la producción de la factoría aragonesa) volverá a estar encima de la mesa.

El número dos de PSA, Rémi Girardon, que se reunió ayer por la mañana con el presidente Lambán, ya avisó de que para alcanzar ese pacto y para que Figueruelas pueda optar a la próxima generación del Corsa, la factoría zaragozana deberá recortar sus costes laborales. Pero, al menos, el grupo francés abrió una ventana al optimismo al retomar la vía de diálogo y mostrarse dispuesto a negociar los cinco puntos que piden los sindicatos (un plan industrial de futuro, la vuelta del contrato de relevo, un plan de rejuvenecimiento, la recontratación de 170 temporales y la inclusión de 400 empleados al convenio). El comité, por su parte, también aceptó «restablecer la mesa de negociación».

Ambas partes respondían así al «esfuerzo adicional» que unas horas antes les había reclamado Lambán. El presidente de la DGA se reunió por la mañana con la dirección de la compañía, a las cinco de la tarde se citó con la representación sindical y una hora después se sumaron los directivos de Opel España.

Tras este encuentro, el director de la planta de Figueruelas, Antonio Cobo, confirmó que las partes retomarán hoy la negociación en la fábrica, aunque avisó de que hay que actuar «con urgencia». Si no se logra un acuerdo en ese plazo, Cobo no aclaró si PSA cambiaría su decisión de llevarse el Corsa y paralizar las inversiones, ya que, dijo, «los procesos de decisión están fuera de nuestro alcance». En lo que sí insistió Cobo fue en que la multinacional «sólo invertirá en aquellas plantas que sean rentables y competitivas».

VENTANA AL OPTIMISMO

La consejera de Economía de la DGA, Marta Gastón, que estuvo presente en todas las reuniones, instó a las partes a apurar la vía del diálogo y confió en que la decisión de llevarse el Corsa aún pueda ser reversible. «La clave para que sea reversible está en la negociación», incidió Gastón.

Lo que está claro es que la empresa que tienen por delante la dirección y el comité es complicada: alcanzar un acuerdo en solo cuatro días, algo que no han logrado en más de dos meses.

La secretaria de la federación de Industria de CCOO Aragón, Ana Sánchez, se refirió al plazo límite fijado por la dirección y subrayó que ese el tope «que han marcado ellos»: «Será el día 29 o no; no hay que olvidar que nosotros también tenemos que contar con nuestros afiliados».

Sea como fuere, la nueva dialéctica negociadora del convenio ha llevado a una crisis sin precendentes a Opel España. Además, el pulso que mantienen PSA y los sindicatos ha puesto en jaque al sector del automóvil de Aragón y al conjunto de la economía aragonesa, que contempla con zozobra el conflicto. En juego hay cientos de millones de euros en inversiones y unos 5.000 empleos, de los que 2.000 son de la factoría zaragozana.

El consultor y experto en el sector del automóvil, José Antonio Bueno, considera que «técnicamente» Zaragoza es la mejor planta para hacer el Corsa, pero también advierte de que «con Tavares no se juega» y señala a la parte social que «si son inflexibles, perderán». No obstante, considera que Figueruelas es «rentable», pero también lo son las siete u ocho factorías que comparten la misma plataforma (CMP). Ayer mismo salían a la palestra los nombres de algunas fábricas candidatas a albergar el nuevo Corsa. Se trata de Vigo, Madrid y Kénitra, en Marruecos, según publicó ayer Faro de Vigo.