Su Majestad el rey Felipe VI terminó ayer de recibir a los llamados líderes políticos y algunos nos preguntamos qué le contarán, propondrán, consultarán al monarca en esas reuniones que últimamente se repiten con frecuencia.

Y cuyo fin, con el manual de los poderes del Estado en la mano, debería ceñirse a la formación de un nuevo ejecutivo vía el proceso de investidura de algún candidato, pero, puesto que al parecer no hay ninguno, y hallándose dicho proceso por completo bloqueado, ¿qué le contarán al Rey los Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y demás padres de la patria? ¿Con qué reflexiones, análisis y sugerencias alimentarán tales encuentros?

Mientras nuestros dirigentes, ausentes del G--5, del G--8, de los principales núcleos de decisión internacional, vegetan y piensan en España, el país, milagrosamente, funciona.

O no tan milagrosamente, quizá, porque el Estado, que lo es de las Autonomías, carbura gracias a sus administraciones periféricas, a los gobiernos autonómicos, a los municipios, a esas Diputaciones Provinciales que algún que otro centralista a machamartillo, como Albert Rivera, desprecia y pretende suprimir sin ofrecer a cambio otra cosa que inacción y vacío.

Ciudadanos tampoco cree especialmente en las autonomías, como no parecen tenerlas en gran estima los grupos y círculos de Podemos, De hecho, en ninguno de los territorios donde cuentan con representación regional se han volcado en exigir más competencias, o simplemente la aplicación de las ya existentes. Se limitan, unos y otros, a exigir más transparencia y justicia social, combatir la corrupción y mejorar en lo posible los niveles administrativos, pero aquello de profundizar en la raíz, sentido y dimensión de la autonomía está, desgraciadamente, pasando a la historia, para anclarse en la de una reivindicación sostenida en los años ochenta y noventa, cuando hasta los Estatutos estaban por hacer.

Y, sin embargo, con un Gobierno central en funciones, con el presidente desaparecido sin combate, con los ministros remisos a comparecer en la lucha política, a firmar, son los gobiernos autónomos de Feijoo, Lambán, Page o Revilla los que sostienen los palos de la tienda y ejecutan, administran, pagan, proyectan, hacen carreteras, gestionan...

Siendo, es decir, el Estado.