El Gobierno central afronta la recta final de legislatura prometiendo a Aragón un incremento del 6,6% en la inversión del Estado en la comunidad autónoma. Así aparece en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) presentados ayer por el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. A pocos meses de las elecciones, con el tiempo más que justo para su aprobación y con proyectos históricos que reciben, in extremis, un impulso demandado durante años pero aún escaso. En un documento sobre el papel en el que, en términos globales, asegura una inversión global de 418,94 millones de euros para el 2016, 26 más de los que aparecían para este año y solo un 3,8% de los 13.231,21 milllones a repartir en todo el territorio nacional. Y muy lejos del 6% que el Estatuto de Autonomía aragonés recuerda año tras año como propio.

EN EL OLVIDO

La apuesta del Gobierno de Mariano Rajoy para el año que viene es la de impulsar, con cuantías suficientes como para poner en marcha, obras tan demandadas como el desdoblamiento de la N-232 entre Figueruelas y Gallur, con tres millones de euros en el 2016 y otros 4,5 millones para el de Gallur-Mallén. Este debería iniciarse antes de finalizar el año. Nada que ver con la minúscula inversión para la N-II de apenas dos millones para sus cinco tramos a desdoblar. O la propia A-68, entre Fuentes de Ebro y Valdealgorfa, condenado hace años al olvido.

Es solo un ejemplo de la cara y la cruz de unos presupuestos que sigue teniendo al ferrocarril como uno de los grandes damnificados. Solo una excepción, la reapertura del túnel de Canfranc para la que se prometen de nuevo dos millones. Suficientes solo para iniciar unos trabajos que el PP prometió acabar en el 2020 pero que, al ritmo que marcan los plurianuales, con 20 millones en el 2017, 2018 y 2019, obligaría a desembolsar 105 millones en el último ejercicio para llegar a los 167 millones que él mismo calculó que cuesta la obra a este lado del Pirineo.

Comparado con lo ejecutado en toda la legislatura casi es un alivio (este año preveían 2 millones y solo se reconocen 784.000 euros). O con lo previsto para el corredor Cantábrico-Mediterráneo, para el que ya no promete nada, o la travesía central, a la que dedica 153.000. Pero aperece de nuevo la instalación del tren tierra Zaragoza-Caminreal-Teruel, con 2,21 millones para el 2016. Un clásico no cumplido.

BISCARRUÉS Y REGADÍO

También, ya en carreteras, el tramo Ráfales-Límite Provincial con Castellón, como desde 1993. Esta vez son 13,22 millones. Pero el impulso más importante lo recibe la autovía Mudéjar. Más de una década de obras después, el tramo Caldearenas-Lanave contempla recibir 40,5 millones, sobre un total de más de 51. El resto se lo reparten otros dos tramos: 10,7 para el Monrepós-Caldearenas y 1,06 para el Sabiñánigo Este-Oeste. Se alarga al 2017 el de Arguís-Alto de Monrepós y se acabará la autovía en el 2020.

En infraestructuras viarias es la nota más positiva en unas cuentas que siguen aplazando los 13,2 kilómetros entre Huesca y Siétamo que acabarían la A-22 que conecta con Lérida --se prevé finalizar en el 2020--. Su cuantía, tan residual como la de la A-40 Teruel-Cuenca o la A-24 entre Daroca y Calatayud, entre otras. O la duplicación de la N-211 entre Alcolea y Monreal, que tendrá 142.000 esta vez.

Del resto de inversiones, solo las procedentes del Ministerio de Medio Ambiente merecen mención. Serán 122 millones en infraestructuras hidráulicas y para regadíos. De ellos, sobresalen los 12 reservados para el proyecto de Biscarrués-Almudévar, los 13,2 que repiten para el recrecimiento de Yesa o los 7,68 millones para San Salvador. Pero ni rastro de las obras para combatir el lindano ni del acondicionamiento del Ebro que evite avenidas tan dramáticas como la de la pasada primavera. Quizá en la fase de enmiendas, cuando se acerquen más las elecciones.