La negociación de este convenio colectivo ha llevado a la plantilla a afrontar el mayor ajuste en su historia, pero no es la primera vez que los trabajadores de Opel España se ven en una tesitura similar. De hecho, las asignaciones de nuevos modelos en los últimos años han estado vinculadas a sacrificios.

Ya ocurrió a finales del 2005, cuando Figueruelas tuvo que competir con la planta polaca de Gliwice para poder optar al Meriva. Entonces, la dirección y el comité acordaron congelar el complemento de antigüedad, así como un recorte salarial de un punto por debajo del IPC entre el 2008 y el 2010. Además, se acordaron nuevas medidas de flexibilidad para responder a las fluctuaciones del mercado.

Si en el 2013 la fábrica aragonesa recibió el anuncio de que iba a fabricar el Mokka fue, en gran parte, gracias al acuerdo alcanzado entre la dirección y el comité y que también incluía sacrificios. Así, se acordó congelar los salarios en el 2013 y el 2014 y una subida de entre el 1,25 y el 1,5% entre 2015 y 2017. En aquella ocasión los pluses por festivo, nocturnidad y calendarios especiales se rebajaron un 10%. Entonces se lograron mantener las pausas. Eso sí, el escenario ha cambiado radicalmente porque Figueruelas compite ahora con las plantas de PSA en la península y Marruecos.