La publicación, hoy en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) del decreto que regula la posible modificación de los tiempos escolares en centros de Educación Infantil, Primaria y de Educación Especial, sitúa a la comunidad educativa ante un nuevo escenario. El cambio de horario --eso sí, previa presentación de un proyecto que debe ser aprobado por Educación-- y la posibilidad de que la jornada lectiva pase a ser solo de mañana supone un hecho sin precedentes en la comunidad autónoma y, como tal, ha despertado una gran expectación, aunque no menos dudas, incertidumbre y tensión.

Porque las horas previas a la publicación del decreto definitivo vienen marcadas por las presiones denunciadas desde diversos sectores de la comunidad educativa.

CRÍTICAS

Las familias --divididas entre los partidarios de la jornada partida y los que defienden la convinencia de cambiar a un modelo cercano a la continua-- censuran actitudes del bando contrario. Es el caso del grupo Sí a la jornada continua en las escuelas de Aragón, que advirtió recientemente episodios de "conflictividad" en algunos centros cuyos delegados en el consejo escolar "están desoyendo las peticiones de las familias a las cuales representan para que se pueda llegar a elaborar el proyecto y que sean las propias familias las que ejerciten el derecho al voto" --la normativa impone que al menos dos tercios del consejo escolar del centro apruebe la participación en el proceso y que, posteriormente, el proyecto cuente con el respaldo del 55% del censo de las familias--.

Del mismo modo, señalan que se estaría remitiendo a las AMPA información sobre los inconvenientes de la jornada continua para difundirla vía WhatsApp y una extrema vigilancia del proceso a través de la apertura de un correo para denunciar posibles irregularidades.

Por otra parte, los partidarios de la jornada partida trasladaron esta misma semana a la consejería "la rotura de la convivencia" que, en su opinión, se está produciendo en los centros a partir de este debate y la necesidad de mejorar la escuela pública "con un plan serio y dialogado que permanezca en el tiempo y esté ya contrastado". Para ellos, el horario intensivo es "contrario a los objetivos de mejora de la escuela y de la formación integral de los alumnos". Hay quien acusa a los partidarios de la continua de presionar en exceso a los padres con la recogida de firmas en los colegios y el envío de cartas a los consejos escolares destinadas a los representantes de las familias para forzar el inicio del proceso cuanto antes.

Pero las críticas también alcanzan a algunos equipos directivos, a los que se acusa de ejercer una presión desmedida para iniciar el proceso de cambio aun sin demasiado tiempo para elaborar proyectos meditados y explicarlos a las familias. "No es obligatorio cambiar. ¿Por qué tanta prisa?", lamentan desde un sector de familias partidario de la jornada partida.

FRAUDE

Además, existe cierta preocupación por un posible fraude corta y pega de los proyectos que se presenten y por la "manipulación" en la información que, según algunas familias, ya se está dando dentro de algunos centros por parte de docentes y equipos directivos.

Mientras las familias monoparentales lamentan que el departamento haya decidido que el voto de padre y madre se contabilice de forma individual y se sienten "menospreciados", el aspecto pedagógico emerge como otro foco de conflicto ante la ausencia de estudios definitivos que concluyan sobre la idoneidad de una u otra jornada para el rendimiento de los niños. Los que defienden la partida creen que es la que mejor se adapta "a los biorritmos, a la socialización, a la conciliación, a mantener los puestos de trabajo de personal no docente y al proceso de formación integral que tiene