Aitor San Martín encontró trabajo apenas tres meses después de acabar las prácticas de un grado superior de Mantenimiento Electrónico en el instituto zaragozano Pablo Serrano. Previamente había estudiado un grado medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas en Salesianos El Pilar, también en la capital aragonesa. «Me llamó una empresa de montaje y reparación de maquinaria industrial de hostelería y empecé mi vida laboral. Fue una gran noticia», expone este zaragozano.

El proceso hasta entonces fue sencillo. «Nada más acabar la formación me puse a mandar currículos, me apunté al paro y a empresas de trabajo temporal y también a la bolsa de empleo del instituto», recuerda.

Como él, otros muchos tuvieron su misma suerte. «Conozco gente que también comenzó pronto a trabajar e, incluso, amigos a los que la empresa donde habían hecho prácticas decidió contratarles, aunque también sé de otros que siguen esperando una oferta», admite.

La primera experiencia laboral de Aitor se prolongó durante tres meses, periodo que duró la obra para la que la empresa requirió sus servicios. Desde noviembre, espera una nueva llamada convencido de que se producirá pronto. «Estoy haciendo entrevistas tres días a la semana. Tengo la suerte de contar también con formación complementaria y espero que no tarden en llamarme y poder disfrutar de otra experiencia laboral. Desde luego, ganas no me faltan».

Para él, la FP brinda más oportunidades laborales. «Es más factible encontrar trabajo si has hecho Formación Profesional y luego la carrera. Todos los que conozco que lo han hecho así han encontrado empleo porque lo que buscan las empresas son candidatos que hayan tenido contacto con el mundo laboral, que tengan tablas y nosotros cumplimos con todo ello al haber hecho prácticas. Además de encontrar trabajo mucho más rápido, también contamos con más opciones de continuar», asegura este aragonés de 23 años.

De moda

La Formación Profesional está de moda, como lo acredita el récord de matriculaciones que, año tras año, se alcanza en Aragón. «Eso nos alegra mucho a los que hemos cursado FP porque se está quitando aquel mito de que los alumnos de FP no valían para nada y se nos está reconociendo como personas normales y estudiantes con buenas expectativas laborales», indica Aitor, que ensalza el «gran nivel de docencia y aprendizaje» en el grado superior. «Quizá no fue tan elevado en el grado medio, pero todo está en función de las ganas e ilusión de cada uno. Sin estos dos ingredientes, nada es posible», afirma el joven.

La supresión, por parte del actual Ejecutivo autonómico, de la tasa impuesta por el anterior para cursar un grado superior supuso «una gran noticia». De hecho, «mucha gente tuvo que ponerse a trabajar en cualquier cosa que encontraran porque no podía permitirse pagar esa tasa y su situación era precaria. De esos conozco varios», asevera.