El Ayuntamiento de Zaragoza no está dispuesto a hacer muchas concesiones para modificar el proyecto de reforma del paseo de la Independencia presentado el pasado martes por el alcalde, José Atarés. El rediseño de la vía más emblemática de la capital aragonesa no ha generado indiferencia ni en la ciudadanía ni en los colectivos profesionales. Ha provocado el apoyo del Colegio de Ingenieros y las críticas de los arquitectos, pero si en algo coinciden ambos es en que el mobiliario urbano debe sufrir un rediseño. No se pueden instalar farolas alfonsinas con lampelunas vanguardistas ni con marquesinas de Norman Foster. Según el arquitecto que ha trabajado como asesor en el proyecto, Iñaki Alday, las farolas alfonsinas pueden ser los primeros elementos que mueran antes de nacer. Los redactores del rediseño del paseo consideran que los elementos elegidos --resultantes del concurso resuelto recientemente-- se integran perfectamente en los planteamientos generales de la remodelación. Pero además, resuelven el problema actual: la coexistencia de hasta una treintena de elementos de distintas formas, colores y estilos, que se han ido incorporando según las necesidades. La unificación del mobiliario urbano tiene como base la ampliación de las aceras --19 metros hasta el límite de la calzada-- y su división en tres bandas. La primera está constituida por los porches, considerados como un elemento de referencia y como soporte de iluminación, seguida de una banda de siete a ocho metros de anchura destinada a la circulación peatonal, y una tercera de servicios (5,70 metros de anchura), en la que se distribuirán los veladores, los quioscos, las marquesinas, las cabinas de teléfono... En total tienen previsto instalar 24 marquesinas y 6 quioscos de prensa diseñados, para la empresa Decaux, por el arquitecto Norman Foster, 78 papeleras, 16 soportes informativos o mupis , 35 indicadores de parada de bus y taxi y 14 señales informativas. Además, a lo largo del paseo se instalarán 156 metros de bancos de madera, y otras 14 unidades más de piedra de Calatorao. Este mobiliario urbano debería estar en concordancia con la luminaria. Pero ahí es donde surgen las discordancias. En los porches, considerado el elemento caracterizador del espacio, prevé la instalación de 230 faroles clásicos suspendidos de los arcos, mientras que las zonas de estancia y servicios se han diseñado farolas alfonsinas. Para la calzada se ha optado por luminarias de acero inoxidable, que también albergarán semáforos y señales de tráfico; todas ellas llevarán como motivo decorativo la bandera aragonesa. En la plaza de Aragón, las alfonsinas compartirán espacio con cuatro lampelunas --similares a las que existen en el paseo de la Concha, en San Sebastián, y en el marítimo de Salou-- asociadas a cuatro superficies de agua o estanques. Algunos partidarios del proyecto, incluso están de acuerdo en que estos detalles podrían haber sido sometidos a un concurso de ideas para no perder la oportunidad de vestir el paseo acorde con los tiempos. Las sugerencias para mejorar el proyecto deben llegar al ayuntamiento antes del 23 de este mes, fecha en la que cumple el plazo de exposición pública que ha dado el ayuntamiento. El plan puede ser consultado (http://www.ayto-zaragoza.es) en la página web del ayuntamiento, en la que se muestran tres fotografías de cómo quedará la vía zaragozana tras las reformas, y un vídeo virtual de tres minutos de duración, que refleja el grado de reforma que tendrá el paseo, así como textos explicativos de las obras, que está previsto que se ejecuten en 13 meses.