La Policía de Zaragoza detuvo a tres traficantes de hachís en diversos puntos de la ciudad la noche del pasado miércoles, como consecuencia de la presión contra la venta callejera al menudeo ante las protestas de vecinos y comerciantes.

Las principales actuaciones policiales se centraron en el Casco Viejo, donde los camellos ocupan diversas esquinas donde ofrecen hachís a los transeúntes. Así, en la zona comprendida entre las calles Cerezo, Conde Aranda y Boggiero fueron sorprendidos con ciudadanos de origen marroquí de 27 y 26 años, respectivamente, cuando se dedicaban a esta actividad.

Los agentes identificaron a dos personas que habían acudido a este sector a comprar hachís a los sospechosos y se levantó acta de la droga requisada. A los presuntos traficantes sólo se les ocuparon pequeñas cantidades de dinero y fragmentos de una barra de hachís prensado.

Por otra parte, la dotación de un vehículo policial advirtió esta misma noche la presencia en la calle Bretón de un joven de 22 años que ya había sido detenido anteriormente en otra ocasión por venta de droga. El sospechoso estaba junto a otros jóvenes consumidores que, presuntamente, estaban comprando hachís.

En el cacheo a que fue sometido se encontraron ocultos en sus ropas varios trozos de una sustancia marrón, así como un envoltorio de plástico que contenía speed .

DENUNCIAS En las últimas semanas, vecinos y comerciantes del Casco Antiguo han denunciado la ocupación de diversas esquinas de este sector de la ciudad por traficantes de hachís que venden su mercancía en la calle y que provocan una gran inseguridad ciudadana.

Los comerciantes critican la falta de presencia policial en estas calles y la eficacia de las actuaciones contra los camellos que, cuando son detenidos, sólo llevan pequeñas cantidades de droga en su poder, con lo que pueden justificar en los juzgados que están destinadas a su propio consumo, como parece ocurrir en los tres arrestos realizados en la noche del pasado miércoles.

Los traficantes que actúan en la calle se limitan a contactar con los compradores y les remiten a viviendas donde se oculta la droga o van ellos mismos a recogerla mientras los clientes esperan. De esta forma, la droga que se interviene en su poder no suele alcanzar la cantidad suficiente para que se puedan derivar responsabilidades penales contra los sospechosos.

Vecinos y comerciantes del Casco Viejo reclaman que la Policía actúe contra los pisos donde se oculta la droga y denuncian que al menos doce viviendas de este sector se dedican a esta actividad, que en los últimos ocho meses se ha incrementado considerablemente.