La técnica de la termólisis tiene sus detractores y sus defensores. Greenpeace asegura que los gases que genera contienen residuos tóxicos y es el paso previo a la incineración, un proceso de eliminación prohibido en Aragón. Por ello recomienda otro tipo de instalaciones, menos contaminantes, que transforman el caucho en polvo reutilizable para carreteras o fabricar calzado.

Los promotores de la planta son también muy claros en sus posturas, negando cualquier tipo de contaminación medioambiental. Esta industria se basa en el dictamen de la Junta de Andalucía, que en enero pasado declaró viable a efectos de Medio Ambiente un proyecto de similares características en Aznalcóllar (Sevilla).