Ser un testigo directo de la construcción europea es un privilegio apasionante que, además, está bien pagado. No obstante, no cobran lo mismo todos los eurodiputados de los países que integran la ya antigua Europa de los Quince. Según información facilitada a este diario por el Parlamento Europeo, los europarlamentarios italianos son, con 11.700 euros mensuales más dietas por diversos conceptos, los que tienen un sueldo más elevado. Y los que cobran menos son los españoles, unos 2.500 euros al mes, a lo que hay que añadir las dietas correspondientes.

Es previsible, sin embargo, que este ranking varíe notablemente cuando el próximo 13 de junio se incorporen los eurodiputados de los diez nuevos países del Este que resultarán elegidos en los comicios. Todo indica que España dejará entonces de estar a la cola de los países que menos pagan a sus representantes en Bruselas.

Esta disparidad salarial tiene su explicación en el hecho de que los 626 diputados que forman el Parlamento Europeo reciben el sueldo de sus respectivos países y cobran lo mismo que un diputado nacional. Es decir, cualquier eurodiputado español percibe la misma asignación fija que un parlamentario del Congreso de los Diputados. No existe ni un euro de diferencia en relación al cantidad fija mensual.

El Consejo Europeo y la Eurocámara han abierto en esta pasada legislatura el debate sobre la necesidad de elaborar un estatuto que sea común para todos los europarlamentarios, con el fin de corregir estas disparidades entre colegas que comparten hemiciclo e incluso grupo. No hay que olvidar que la distribución de los eurodiputados en el hemiciclo no se realiza en función de su nacionalidad, sino por grupos políticos. En esta pasada legislatura había un total de ocho grupos políticos y nueve diputados no inscritos: populares, socialistas, liberales, verdes, izquierda unitaria, Europa de las Naciones, Diputados Independientes y Europa de las Democracias y de las Diferencias. Es factible, pues, que en cada grupo haya diferencias notables en el sueldo de sus diputados en función de cuál sea su nacionalidad.

Sí que existe uniformidad, sin embargo, en las cantidades que el Parlamento Europeo paga a sus miembros en dietas y asignaciones por asistencia a plenos, comisiones y delegaciones parlamentarias, o por cualquier otra actividad propia del cargo. La sede del Parlamento Europeo está en Estrasburgo, aunque también hay actividad parlamentaria en Bruselas. De hecho, los diputados celebran una semana al mes un pleno en Estrasburgo, mientras que los restantes días --de lunes a jueves-- su trabajo se centra en la capital belga. La cuarta semana de cada mes está dedicada a trabajo interno de los grupos políticos.

El sistema de dietas establecido por el Parlamento Europeo es relativamente sencillo, similar al de cualquier Cámara nacional, aunque con la particularidad de que la mayoría de quienes trabajan en Bruselas y Estrasburgo están a cientos de kilómetros de sus casas y, por tanto, este hecho comporta que se disparen los gastos. Cada diputado --que tiene la obligación de inscribir en un registro público sus actividades profesionales, sus fuentes de ingresos y sus intereses económicos-- cobra una dieta diaria de 262 euros por asistencia a un acto parlamentario, una suma con la que se debe sufragar alojamiento, comida y cualquier otro gasto que le surja al realizar su trabajo. La Eurocámara también paga a sus miembros 3.652 euros anuales en dietas para los viajes por todo el mundo que puedan realizar en ejercicio de su labor parlamentaria. Es decir, el Parlamento paga los gastos derivados de los viajes oficiales --no privados-- de sus señorías.

A los eurodiputados les sale gratis, además, los viajes en avión en clase turista desde el Parlamento hasta su domicilio particular. La dieta del desplazamiento desde el aeropuerto a la vivienda del parlamentario es de 0,33 euros por kilómetro.

En el caso de que un eurodiputado no necesite viajar en avión para acudir a su trabajo en el Parlamento, sino que utilice el tren o el coche, la dieta por kilometraje está establecida en 0,67 euros por kilómetro en los primeros 500 kilómetros y en 0,28 euros en el trayecto restante.

La Cámara europea también corre con los gastos del trabajo diario de sus miembros. Así, se ha establecido una asignación mensual de 3.700 euros para cubrir, por ejemplo, los gastos corrientes de un eurodiputado como el pago de material, mantenimiento de los equipos informáticos, factura de teléfono y de correo, o viajes que pueda realizar dentro del país del que es miembro.

Por último, también existe una remuneración de 12.576 euros mensuales para pagar los sueldos del trabajador o trabajadores que contrate directamente el eurodiputado. Esta asignación, sin embargo, la paga el Parlamento Europeo para evitar irregularidades, ya que podría darse el caso de que el eurodiputado se embolsara parte del sueldo de su trabajador.