El pasado se instaló ayer en las calles de Zaragoza. Al grito de "Caga tronca, caga", más de un centenar de niños y mayores se congregaron en torno al hogar, el porrón de vino y los caramelos.

Esta tradición, que se ha recuperado hace pocos años en Aragón, se celebró ayer en el barrio de Torrero y en Delicias. A su inauguración le precedió una muestra de juegos tradicionales. Bolos, picas, pulsos y hoyetes hicieron las delicias de los más pequeños. Muchos eran nuevos para los niños. "He jugado a todos, pero no he ganado a ninguno. Es que me falta práctica", aseguraba Adrián Floria, de 7 años.

Tras los juegos, por fin llegó el turno de la tronca. Cristina Aranda, de 4 años, miraba atenta desde la fila como los niños se sentaban en el tronco hueco y tras golpear obtenían caramelos y dulces. Ella estaba ansiosa y cuando llegó su turno manejó el palo como toda una experta. "Me ha gustado mucho y me han salido muchas chuches". Otros mayores, como Angel Rodríguez, de 13 años, tuvo que pronunciar la antigua bendición en aragonés para que la tronca le diera algún presente. "Güen tizón, güen barón, güena casa, güena brasa. Que Dios mantenga a l´amo y a la dueña d´ista casa". Tras esas palabras, la tronca le dio piruletas.

Que la tradición se esté conociendo por grandes y pequeños se debe a que varias asociaciones han creído conveniente que revivirla sería positivo. Pietro Chuse Arantegui, coordinador de la Asamblella de Chunta Aragonesista, explicaba esta moda. "Antiguamente se rendía culto a la naturaleza, de ahí viene esta tradición. Es importante que se conserve, porque da lugar a cosas que tal vez se van perdiendo", decía. Ana Martín, madre de dos niños aseguraba que estas cosas les permite relacionarse. "Además es algo nuestro", sentenció.