Las mochilas escolares pueden provocar contracturas musculares y dolores de espalda en el niño si van sobrecargadas. Cuando esto ocurre, lo mejor es acudir al médico". Así lo recomienda el doctor Juan Calatayud Pérez, del servicio de Neurocirugía del hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Y es que cada comienzo de curso vuelve a plantearse la cuestión de los posibles daños que puede acarrear en la salud de los hijos el uso diario de estos materiales. Los expertos médicos aseguran que, siguiendo unas pautas básicas, no hay que temer a las desviaciones ni al aumento de la curvatura de la columna. Pero todos advierten de las consecuencias de una carga o de un tamaño excesivo.

"Si las mochilas se cargan en exceso, la columna realiza un sobreesfuerzo que repercute en los discos en fase de crecimiento. Lo que puede traer problemas serios", añade Calatayud.

LAS DE RUEDAS Por ello, este experto recomienda la mochila de ruedas, "que también puede tener efectos sobre la pelvis, pero mucho menores". Estas son menos manejables, al ser arrastradas mediante un asa extensible, y con un único punto de anclaje a tener en cuenta, que puede llegar a forzar la muñeca y provocar lesiones.

Un estudio de la Confederación de Consumidores y Usuarios explica que la mochila ideal es aquella que descansa y se adapta a la curva que forman las vértebras dorsales, cuidando que su parte baja quede unos cinco centímetros por encima de la cintura. En cuanto al tamaño, este tiene que adecuarse a la edad y la talla del niño para que el peso no repercuta en la zona lumbar, mucho más sensible que la dorsal.

"Si las articulaciones se ven sometidas a una fuerte presión, se producen dolores y contracturas", reitera el doctor, aunque, por lo general, "el problema no va a más". El peso de los libros y objetos de material escolar que transportan los niños cada día es, en principio, una carga insuficiente para provocar lesiones en la columna.

Médicos y consumidores hacen una serie de recomendaciones a la hora de comprar estos productos escolares. "La mochila ideal debe parecerse a la de montaña, con refuerzo acolchado en la parte trasera para que no se claven los libros en la espalda", explica Calatayud. También recuerda que los tirantes deben ser regulables, ya que así "permiten ajustar la mochila a la talla del usuario y favorecen el soporte y la comodidad".

Si tiene, además, un sistema que permite fijar su parte baja a la cintura impedirá las oscilaciones. Y en cuanto a las telas, mejor que sean resistentes, moldeables e impermeables.

Por eso, el consejo de los especialistas es medir el alto de la espalda del niño --de la base del cuello hasta cinco centímetros por encima de la cintura-- para tener el referente de la longitud de la mochila. Y elegir el diseño del producto dependiendo de la carga, es decir, de si trasladará otros elementos además de libros, como comida o bebida, para lo cual es preferible contar con varios compartimentos.

Por último, para un uso adecuado es conveniente colocar la carga más pesada y voluminosa cerca de la columna; orientar a los niños en la técnica adecuada para levantar la mochila cuando está muy cargada, doblando las rodillas y haciendo la fuerza con las piernas; llevar la carga estrictamente indispensable, y usar la mochila con ambos tirantes.