La presencia de larvas de mejillón cebra en el río Ebro no es elevada. Esta es la principal conclusión que se extrae de un estudio oficial encargado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que establece una media de hasta 0,05 ejemplares por litro en los puntos de control establecidos en el cauce. Según la responsable del seguimiento de la especie en la CHE, Concha Durán, los datos del 2005 apuntan que el número de larvas es reducido y oscila en función de la época del año. No obstante, este hecho no ha evitado el avance en la colonización, que ya ha llegado a la cabecera del río, en Burgos y Álava.

El informe, redactado por el laboratorio CYCAP, hizo un exhaustivo muestreo en las diez estaciones de control distribuidas por el Bajo Ebro, a la que sumaron los resultados de la establecida en el meandro de Ranillas. La media del año 2005, diferenciada en tres fases por crecimiento larvario, oscila entre 0,02 y 0,05 larvas por litro, aunque las mediciones son muy desiguales.

La bióloga Concha Durán manifestó que los resultados constatan que la expansión de este molusco depende principalmente de tres condicionantes: la temperatura y la velocidad con la que circula el agua y la presencia de clorofila. Así, los bivalvos se expanden en los remansos del cauce y las larvas se multiplican de forma importante cuanto más elevada es la temperatura. "Se han llegado a registrar concentraciones de hasta 50 larvas por litro", apuntó.

La CHE también cuenta con otro estudio sobre el impacto económico del mejillón cebra, que eleva exactamente a 2,6 millones de euros los daños provocados por el mejillón cebra, de los cuales dos han corrido a cuenta de empresas hidroeléctricas. En dicho trabajo se apunta también que en Estados Unidos ya se llevan gastados 35 millones de dólares en combatir el molusco desde 1989.

Por otra parte, el PP presentó una proposición no de ley para exigir a Medio Ambiente y a la DGA un estudio sobre el impacto del azud sobre la proliferación de la especie.