Vuelvo de Cadaqués muy preocupado, porque la presencia de torres-grúa en aquel rincón de la Costa Brava indica que ya no hay refugio ni zona protegida ni parque natural ni sentido común que valgan. El actual alcalde (de Esquerra) echa la culpa de todo a anteriores regidores (de CiU). Entretanto, el icono que define al todavía hermosísimo pueblo ya no es tanto la Iglesia en lo alto o la modernista Casa Azul o la silueta del bar Marítim asomado a la bahía; ahora, la marca de los tiempos está cerca de Caials donde los joyeros Tous (sí, ellos) han levantado su casa de veraneo, además de otras tres para sus respectivos hijos y una zona de aparcamiento que no se la saltaría Paco El Pocero. Los chaletes, definidos por un estilo pseudo-Zen avanzan insolentes sobre la orilla del mar (¿en qué ha quedado el dominio público del litoral?) como la nave capitana de una horrible flota de unifamiliares que pronto invadirán otros espacios costeros, olivares, montes y cualquier centímetro cuadrado que se ponga a tiro. El paraje de S´Alquería, junto a Port Lligat, ha sido aniquilado y se habla de nuevas residencias (segundas o terceras, claro está) por centenares y aun miles. ¡En Cadaqués!

Va de naves capitanas y de quienes las patronean. Mas no se trata sólo de flotas inmobiliarias con base en el Mediterráneo. En plena estepa aragonesa, La Muela aspira a ser la primera de entre todas las localidades empeñadas en batir récords de expansión urbanística y de crecimiento demográfico. Su afamada alcaldesa ha vuelto a tomar posesión del cargo. Verdaderamente, hay cosas muy delicadas de las que debe ocuparse uno/a en persona. Por si acaso.

Y, en fin, ayer fue el Día Internacional de las Montañas. Se reclamó por enésima vez una Ley aragonesa que proteja nuestros parajes más emblemáticos y sensibles. Que si quieres arroz... ¿Acaso no es el Pirineo la nave capitana de nuestro orgiástico y antiecológico pero muy rentable desarrollo territorial? Pues eso.