Los partidos en la oposición se mostraron ayer muy críticos con la situación del aeropuerto altoaragonés. Desde Izquierda Unida, que calificó toda la infraestructura de "delirio de grandeza sin rentabilidad social" hasta el PP --impulsor original del proyecto--, que criticó la falta de propuestas para desarrollar este espacio, todos insistieron en que la actual coyuntura es insostenible. Ahora, la única solución que se plantea es la creación de una sociedad de promoción que atraiga a otras compañías, algo que ya había reclamado el presidente de Pyrenair.

"El aeropuerto de Huesca es una inversión dudosa, pero ahora que está hecha habrá que sacarle rentabilidad", manifestó el diputado de CHA Bizén Fuster, que apostó por la implantación de rutas que complementen a la oferta de la capital aragonesa. "Si hubiera vuelos a otros lugares, la gente de Zaragoza y del entorno iría a Huesca y no a Madrid, sobre todo si fueran de bajo coste", apuntó. Ello, por otra parte, contribuiría a mejorar el transporte hasta las instalaciones.

De manera similar se expresó el presidente provincial del PP, Antonio Torres, que insistió en que la actividad del aeropuerto altoaragonés tendría que ir ligada al turismo. "Las circunstancias económicas son las que son --reconoció--, pero si se promociona, en colaboración con instituciones oscenses, se podría atraer a interesados".

Mucho más duro se mostró el coordinador general de Izquierda Unida de Aragón, Adolfo Barrena, que afirmó que el aeropuerto es un reflejo de la situación del modelo económico. "No tiene futuro --manifestó--. Está muy cerca de Zaragoza y vinculado a un sector, el del esquí, que a su vez se apoya en el desarrollo especulativo, que está en crisis. Mantener una infraestructura de este tipo, que tiene que ver con iniciativas privadas, es muy complicado". Así, Barrena exigió el fin de "todas estas políticas de fastos y eventos".