El Grupo de Estupefacientes de la Brigada de Policía Judicial de Zaragoza ha desarticulado, tras la detención del correo que el domingo protagonizó una larga y temeraria fuga de más de 50 kilómetros por la N-II, un grupo de traficantes de droga que operaba en Aragón, Cataluña y Valencia. La operación incluyó la detención de ocho personas entre los que se encuentran el cabecilla de la red en la capital aragonesa --G. A. E.-- y el jefe de la organización --J. E. O.--, que importaba de Albania vía Barcelona la heroína que distribuía.

Las investigaciones, cuyo dispositivo de detenciones se desató a partir del domingo con la detención de R. F. S. en Candasnos, comenzaron el octubre, cuando el Cuerpo Nacional de Policía tuvo noticias de que miembros de una familia perteneciente al clan de los Altimasveres y asentada en La Paz traficaba con drogas, según informó la Jefatura Superior de Aragón. El grupo era controlado por G. A. E., que dirigía las labores de varios parientes para contactar con proveedores --miembros del clan afincados en Barcelona-- y buscar clientes.

Tras el arresto del fittipaldi, la Policía efectuó otras siete detenciones y practicó tres registros domiciliarios, dos en Zaragoza y uno en Osera. Los agentes intervinieron en ellos varias armas blancas, dos escopetas, 15.600 euros en metálico, tres balanzas de precisión y varios útiles que los traficantes suelen utilizar para preparar la droga para la venta al menudeo, como molinillos, alambres o bolsas termoselladas.

El Cuerpo Nacional de Policía intervino también en la operación tres vehículos, 1.520 gramos de heroína y otros treinta de cocaína.

LA PERSECUCIÓN Uno de esos coches es el que pilotaba R. F. S. cuando, sobre las diez de la mañana del domingo, varias unidades policiales intentaron interceptarlo en Osera, localidad a la que llegaba desde Barcelona por la N-II con un alijo de kilo y medio de heroína.

Tal y como adelantó ayer EL PERIÓDICO, el correo arremetió contra los vehículos con los que la Policía trataba de cerrarle el paso y llegó a atropellar a varios agentes, que resultaron heridos. Acto seguido, dio la vuelta e inició una arriesgada fuga en la que llegó a conducir a 180 por hora y a efectuar adelantamientos en tramos marcados con línea continua y en zonas de escasa visibilidad. Circuló "con temerario y manifiesto desprecio por la vida ajena" y puso "en grave riesgo la integridad física de los conductores" que circulaban por la N-II, una de las vías de mayor accidentalidad de España.

Tras la intensa persecución, que se prolongó por espacio de casi 60 kilómetros y a lo largo de la cual arrojó a la cuneta una bolsa con 1.500 gramos de heroína, fue interceptado junto a la gasolinera de Candasnos, donde la Policía cortó la calzada cruzando un tráiler y una tractora.