Las fiestas de San Roque, en Calatayud, se celebran todos los años el 16 de agosto y son un éxito de organización y de público. Están consideradas de interés turístico de Aragón y su fama se extiende por toda la comunidad aragonesa. Pero al grupo socialista del ayuntamiento bilbilitano todo esto no le parece suficiente. Hace pocos días, su portavoz y exalcalde de la ciudad, Víctor Ruiz, elevó un escrito al equipo de gobierno en el que solicitaba que haga todo lo que está en su mano para que las fiestas de San Roque sean declaradas de interés turístico nacional. Es decir, para que pasen de segunda a primera división.

"Conseguir la denominación de interés turístico nacional significa tener mucha más difusión, conseguir que las fiestas se proyecten más allá de su ámbito autonómico", afirma Ruiz. "De esa forma se consigue una mayor publicidad y se atrae a más visitantes", explica el político.

Los agraciados

Como Calatayud, son varias las localidades aragonesas que andan tras la concesión del título de fiestas de interés turístico nacional. De momento, solo 17 poblaciones de la comunidad están en posesión del ansiado galardón, que es todo menos simbólico, dado que figurar en la selecta lista de festejos tradicionales se traduce en mayor proyección, más publicidad y más ingresos para el sector de hoteles, bares y restaurantes.

En Aragón, la primera ciudad que logró el reconocimiento de interés nacional fue Zaragoza, con las fiestas del Pilar, en 1965. Posteriormente se fueron añadiendo las semanas santas del Bajo Aragón (nueve localidades), la de Teruel capital, el festival folclórico de Jaca, el Santo Cristo de Graus, las fiestas de San Lorenzo en Huesca y el Cipotegato de Borja.

Las fiestas del Santo Cristo y San Vicente de Ferrer, que se celebran en septiembre en Graus, se han convertido en un acontecimiento muy esperado. Y no solo por los comerciantes y hosteleros locales, sino también por muchísimas familias que viven en otras comunidades y que acuden año tras año atraídas por los innumerables atractivos que ofrecen, desde la espera de las gaitas a los dances de la plaza de España y la mojiganga.

"Solo por el hecho de estar declarada de interés nacional, ya recibe una gran atención por parte de los medios de comunicación", afirma Joaquín Baldellou, concejal de Cultura de Graus. "Tienen una enorme repercusión, en la provincia y fuera de ella, pero no se pueden cuantificar los beneficios que se derivan de figurar entre los festejos más populares de España", agrega.

Baldellou sostiene que las fiestas de la Santa Cruz han adquirido tanta fama que influyen de forma favorable en otras celebraciones grausinas, como, por ejemplo, el Día de la Longaniza. "La gente que nos visita se entera de que ofrecemos más cosas, de que no todo se queda en las fiestas patronales, y eso supone extender la afluencia de visitantes a otras fechas", dice.

De hecho, uno de los factores que han pesado a la hora de declarar de interés turístico de Aragón la fiesta del Dance de Sariñena, que se celebran en mayo y septiembre, ha sido, según el Departamento de Turismo de la DGA, la capacidad de esta tradición para "desestacionalizar"

Sariñena ha sido la última población aragonesa que ha conseguido que su fiesta esté entre las 52 celebraciones de la comunidad que han recibido la mención autonómica. "Pensamos que así se conocerá más nuestra localidad", apunta su alcalde, Francisco Villellas. "Las fiestas atraerán a más visitantes y podremos promocionar otros recursos, como la laguna, que es uno de los humedales más importantes de España, y La Cartuja de Fuentes, con pinturas de Bayeu", señala.

Además, saldrá reforzado el propio dance, una curiosa representación, entre el baile, el teatro y la crítica social que se ha ganado el interés de muchos estudiosos. "Ahora, nuestro objetivo es crear una ruta del dance con los pueblos vecinos, como la del tambor en el Bajo Aragón", resalta Villellas.