"Cada vez que oyes el teléfono y te dicen que ha habido un accidente piensas que puede ser un familiar, vivimos siempre en vilo con la carretera", cuenta Eladio Altabás, alcalde de Candasnos. Los habitantes de la zona siguen reclamando desde hace años el desdoblamiento de la N-II, sin resultado. "A ver si el nuevo Gobierno hace algo", espera. Cada accidente mortal es una llamada de atención, pero una llamada que cae en saco roto. El nuevo consejero Rafael Fernández de Alarcón ya avanzó el sábado que el desdoblamiento es "una prioridad".

"En el mismo punto ya ha habido varios accidentes, y siempre es lo mismo. El estado de la carretera es lamentable, al primer descuido pasan estas cosas", narra el primer edil. Con él coincide Carmelo Rozas, alcalde Bujaraloz, otro de los pueblos afectados por la problemática. "Van seis muertos en lo que va de año, a ver si de una vez hacen algo. La gente pasa nervios por adelantar, y luego ocurre lo que ocurre. Esta curva de La Botella en concreto no tiene mala visibilidad, pero puede haber mil factores que provoquen el choque", asegura Rozas, "más aún si no conocen la carretera".

En esto coincide Altabás. "La carretera está saturada, porque la gente no quiere pagar por la autopista. Los vecinos ya la conocemos y hemos aprendido a ir tranquilos, si te toca un camión, pues te aguantas y vas detrás. Pero los de fuera llegan de la autovía, y digamos que no se adaptan a la velocidad. No se dan cuenta del estado de la carretera, y con las prisas se ponen a adelantar", lamenta el alcalde de Candasnos.