Las dificultades constructivas que desde el primer momento se revelaron en el proyecto de la estrella Zaha Hadid para la Expo de Zaragoza, todo un reto arquitectónico, terminaron con un desfase presupuestario que pasó de los alrededor de 54 millones previstos a los más de 80 millones finales. Pero la crisis económica está fulminado las políticas de los carísimos edificios de autor, y esta prestigiosa arquitecta ha protagonizado el último fiasco: la Torre Espiral, el edificio símbolo del campus del Besòs, en Barcelona, cuya primera piedra se colocó hace dos años. Tal y como publicó ayer El Periódico de Catalunya, en este caso, como en el de Zaragoza, la complejidad del proyecto, con una altura de 48 metros, era máxima

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