Las cooperativas con parcelas para la construcción de alrededor de 400 viviendas de VPO en los terrenos situados en paralelo a la avenida Cataluña, entre el tercer y el cuarto cinturón y el río Gállego, esperan que comiencen las obras de urbanización del vial para iniciar las obras de sus respectivos inmuebles. Un inicio de los trabajos que en realidad depende de que el Ministerio de Fomento realice la cesión de este vial y, de hecho, se han concedido dos prórrogas para el comienzo de las obras de estos bloques.

Este paquete de viviendas protegidas se enmarca en el plan urbanístico SUZ 55-1, hasta ahora paralizado, y que incluye un total de 1.500 viviendas en total, pero también dos viales, carril bici y un nuevo puente sobre el río Gállego. Dentro de este proyecto, ocho cooperativas siguen esperando que se dé un paso adelante en la urbanización para levantar sus bloques.

En abril del 2012, el Gobierno de la ciudad decidió estimar la petición de estas promotoras con suelo en el sector --que habían obtenido el suelo a través de un concurso del 2010-- y conceder una prórroga de 15 meses para el pago íntegro del precio de las parcelas y el cumplimiento del resto de las obligaciones, es decir, del comienzo de las obras.

EL MOMENTO Este periodo acababa, en consecuencia, el próximo mes de julio por lo que la recuperación del proyecto para urbanizar la avenida es una baza más para presionar ante Fomento por la cesión de la avenida. "El día que empiece la urbanización nosotros comenzaremos con las obras del bloque", indicó Antonio Olmeda, de la cooperativa Colectivas y Unifamiliares, que dispone de suelo para construir en este sector un total de 56 viviendas para las que hay unos 600 inscritos.

El comienzo de las obras es determinante para una de las infraestructuras fundamentales de la zona: el vial que conectaría el tercer y cuarto cinturón y que debe pagar la junta de compensación que aglutina a todos los promotores. Esta arteria conlleva la ejecución de una pasarela en el cruce del río Gallego y también el cruce con la línea del tren a través de un paso bajo las vías. Todo ello al menos según la concepción inicial de los arquitectos Olano y Mendo.