Calatayud vive desde hace más de un año una situación extraña para una ciudad de su tamaño. Carece de servicio de matadero después de que la instalación existente en el polígono de La Charluca, de carácter privado, cerrara por problemas económicos y dejara a sus 24 trabajadores en la calle.

Ahora, la carne que se vende en los establecimientos de alimentación de Calatayud procede de animales sacrificados en otros mataderos, a menudo muy distantes, y algunos de los antiguos empleados han encontrado trabajo en otras localidades.

El grupo socialista municipal ha anunciado que presentará una moción en el próximo pleno municipal para que el consistorio se haga con la propiedad de la instalación industrial y la explote, con la colaboración de la DGA, la DPZ y la comarca. En la actualidad, el edificio, que data de 1996, se encuentra en un procedimiento de ejecución hipotecaria que podría desembocar en la celebración de una subasta pública, a instancias de Nova Caixa Galicia Banco, SA.

Sin embargo, el alcalde de Calatayud, el popular José Manuel Aranda, sostiene que el ayuntamiento ya hace algún tiempo que realiza gestiones, "siguiendo otras fórmulas", para que la ciudad recupere el servicio.

"Se trata de un asunto que debe ser objeto de debate, pero la situación es muy compleja y pertenece más que nada al terreno judicial, que es donde se está tramitando", señala el primer edil, que recuerda que cualquier intervención municipal deberá ceñirse al procedimiento legal actualmente en marcha.

Por su parte, Víctor Ruiz de Diego, portavoz del PSOE en el consistorio, mostró su disposición a colaborar con el alcalde en la búsqueda de una salida a esta situación, con el fin de "evitar que la ciudad pierda ese servicio fundamental".

Mientras tanto, los trabajadores del Matadero Industrial de Calatayud SL, que no han percibido todos sus salarios, están en un momento difícil. "Algunos han encontrado trabajo en Andorra y otros en Ejea, y tienen que desplazarse a diario en coche", indica Valentín San Julián, que estuvo ocho años empleado en el matadero. "Se trata de un servicio muy necesario y que, al desaparecer, supone un gran trastorno para los ganaderos, los carniceros y clientes de Calatayud y su comarca", subraya.