Tanto el nuevo arzobispo como el nuncio del Vaticano, Enzo Fratini, y el texto que se leyó del propio Papa eludieron cualquier referencia al polémico cese del anterior prelado, Manuel Ureña, al que agradecieron "sus nueve años de sacrificio" en el puesto. La única referencia tangencial a la salida de Ureña tras ocultar un posible caso de abuso fue la del administrador diocesano de Zaragoza, Manuel Almor, que señaló al presentar la diócesis a su nuevo rector que "en las últimas semanas de inquietud en el arzobispado" aumentaron las oraciones, según le consta. Confió en que a partir de ahora estas vayan dirigidas a dar fuerzas al arzobispo Jiménez para cumplir con su obligación.