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TRIBUNALES

El descuartizador de Las Fuentes afronta 37 años

Son los que pide la familia de Merche Pérez por asesinarla y falsificar su firma. El juicio con jurado se celebrará del 28 de septiembre al 2 de octubre

El descuartizador de Las Fuentes afronta 37 años

Vicente S. G. se enfrentará a una posible condena de 37 años de prisión por el asesinato y descuartizamiento de su mujer, Merche Pérez, en el 2013. Son los que pide para él la acusación particular, ejercida por familia de Merche, al atribuirle no solo el asesinato y la falsificación de su firma para gestionar su negocio --un kiosko-bar--, sino el vaciar las cuentas del mismo.

Fiscalía, que solo le atribuye el asesinato y la falsedad, rebaja la pena a 20 años; para la Agencia Tributaria, personada, son 22, y la defensa pide que se le condene a dos años por homicidio imprudente o diez por homicidio. Un jurado decidirá sobre ello tras cinco días de vista, entre el 28 de septiembre y el 2 de octubre próximos.

Siguiendo los relatos de hechos de la acusación particular y la defensa, Vicente S. G. llegó a su casa de Las Fuentes la noche del 30 de abril, y mientras ella estaba cascando nueces con un martillo, comenzaron una discusión porque ella se negaba a hacerle empleado del kiosko.

Según las acusaciones, él la inmovilizó y mientras le decía "hija de puta", le propinó hasta cuatro martillazos en la cabeza que le causaron la muerte. Para la defensa, fue ella quien le atacó y él le quitó el martillo y la golpeó, como probarían sus propias heridas. Autolesiones como coartada, según la familia.

Tras matarla, la dejó varios días en un pasillo cubierta con una colcha, y mintió a su entorno con diversas excusas --que estaba interna en un psiquiátrico, entre otras-- y le falsificó la firma para contratarse a sí mismo como empleado y a una camarera. Según la defensa, esto lo hizo para que el hermano de Merche asumiera el negocio "con las menores trabas burocráticas".

Cuando los vecinos se quejaron del olor Vicente, inspirado por los casos de Cadrete y Ricla, descuartizó a su mujer y guardó el cuerpo en un congelador. Las piernas las tiró al Huerva.

Después fue a ver a su hijo a Logroño, al que le dejó su moto. Para la defensa, lo hizo como despedida, pero la familia ve una intención de deshacerse de bienes para no indemnizarles.

También creen que, cuando ingirió veneno para topillos en el hotel de Suances (Cantabria) donde se alojó, no tenía intención de morir, sino que se trató de un intento "teatral" de confesión --dejó cartas de suicidio-- porque sabía que iban a descubrirle. De hecho, exponen, antes del suicidio estuvo viendo porno. La madre de Merche le había advertido por sms de que iba a ir a la Policía.

La defensa, sin embargo, justifica que cuando se desmayó en la recepción del hotel iba a pedir más veneno a quien se lo había conseguido, para morir.

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