Un aula óptima puede mejorar el rendimiento escolar hasta un 25%

Con el avance de la nueva escuela y la implantación de nuevos métodos pedagógicos en colegios e institutos, las aulas tienden a comenzar a eliminar filas de pupitres, tarimas y encerados. Desaparecen, poco a poco, las pizarras, la mesa para uso exclusivo del profesor y aquellos ordenadores al fondo de la clase.

Para acabar con las poco polivalentes aulas actuales, el siguiente paso deberá ser la modificación de la iluminación, de los colores de las paredes, de los sistemas de climatización y hasta del número de enchufes por aula. Así lo constatan pedagogos y arquitectos, que subrayan que cada vez existen más evidencias científicas del efecto positivo que tiene la calidad del entorno educativo sobre los alumnos.

Una de las investigaciones más recientes y exhaustivas es la que ha realizado la universidad británica de Salford, que ha concluido que unas buenas condiciones ambientales en el aula pueden mejorar hasta en un 25% el rendimiento escolar de los jóvenes. Los investigadores han comprobado, tras analizar el comportamiento y los resultados de casi un millar de alumnos distribuidos en 34 aulas distintas de siete colegios del condado inglés de Blackpool, que "el color y la iluminación que predomina en la clase, la amplitud del espacio, un mobiliario cómodo y adaptado al aprendizaje, la existencia de zonas variadas donde desarrollar actividades pedagógicas y los espacios de conexión entre aulas (pasillos o puntos de encuentro) conforman el entorno de progreso más positivo".

CALIDAD DEL AIRE

Otros factores, con menos relevancia en los resultados educativos son la sonorización (tanto el ruido exterior como la sonoridad interior), la temperatura ambiental, la calidad del aire y lo que los autores del estudio denominan el impacto de las condiciones ambientales, como las vistas o paisajes que rodean el colegio y la calidad del patio.

"No sé hasta que punto se puede cuantificar que mejorando las condiciones del aula se produce una mejora del 25% del rendimiento, ya que hay otras variables que también influyen, pero lo que es indudable es que en España partíamos desde el franquismo de una inversión en educación mínima, que el aumento de inversión durante los años de bonanza económica ha sido escaso y que, sin embargo, sí que ha habido inversiones importantes en infraestructuras, centros deportivos y otro tipo de instalaciones, algunas de dudosa rentabilidad social", esgrimió Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. Ante esto, el experto denuncia que "en cambio, seguimos contando con unos centros en su mayor parte obsoletos y masificados ya que, además de esa obsolescencia, también ha habido, y sigue habiendo, una falta de planificación a medio y largo plazo".

Para Planas, las instalaciones y métodos utilizados son "del siglo XX para formar a ciudadanos del siglo XXI" y advierte de que "precisamente, estos días las aulas aragonesas se pueden alcanzar temperaturas de 30 grados". Y pregunta: "¿Por qué en la mayoría de oficinas y centros administrativos sí que se cuenta con aire acondicionado y no en los colegios?". En este sentido, el psicopedagogo subraya que "para que puedan llevarse a cabo innovaciones de calado hacen falta estructuras más flexibles, aulas más polivalentes, agrupamientos más heterogéneos y, en definitiva, huir del encorsetamiento de sesiones de 50 o 60 minutos impartidas cada vez por un profesor diferente".

PIEDRA ANGULAR

La transformación del aula es, en opinión de los expertos, una de las piedras angulares de la renovación educativa. De ahí la tendencia a suprimir pasillos o despachos en favor de espacios más abiertos y polivalentes o eliminar los tonos grises de las paredes para apostar por otros más claros o la susitución de tabiques por paredes de cristal. "Por supuesto que estas condiciones de temperatura, mobiliario obsoleto, iluminación, condiciones acústicas o masificación tienen que ver con el rendimiento. Los partidos deben tener en cuenta que ya no valen ya los eslóganes de que la educación es la principal prioridad si no hay una inversión de un 7 % mínimo anual en educación para recuperar tantos años de déficits", insiste Planas, que reclama, asimismo, un nuevo perfil del profesorado "más conductor de la clase que un mero transmisor de conocimientos. La clase y la metodología deben estar centrada en el alumno".

De hecho, para él, "la variable de la formación psicopedagógica del profesorado y la implantación de la educación emocional en todas las etapas son aún más relevantes en el rendimiento".