Una colección de albarelos corona la estantería de la Farmacia Arturo Borau. Son vestigio de la centenaria historia de un establecimiento que inició su actividad a finales del siglo XIX. Hoy sigue en pie, en la esquina del paseo Independencia con la calle Cinco de Marzo, y es testigo de la evolución que han experimentado en el gremio.

Rodeada de clínicas dentales y consultas de dermatología, la venta de género relacionado con el cuidado de la higiene bucal y con la belleza se ha disparado en los últimos meses. "También vendemos todo lo relacionado con puericultura, un sector de mercado en constante evolución", explica Borau.

Los productos de cosmética, perfectamente alineados en expositores de vivos colores, contrastan con la oscura madera de las baldas. "De los medicamentos cada vez queda menos margen, por eso tienes que potenciar los artículos de parafarmacia", apunta el propietario, quien lamenta que la venta por internet obliga a las boticas a ajustar los precios.

La histórica farmacia ofrece un servicio diferencial con la figura de un profesional formado que asesora en el mismo punto de venta. Cuentan también con una nutricionista para tratar las consultas relacionados con la alimentación de sus clientes de manera personalizada. Hace un año que este establecimiento se sumó a la ampliación horaria, una tendencia cada vez más extendida en el gremio. Ofrecen su servicio los 365 días del año, desde las 9.30 horas hasta las 22.00 horas.