La Guardia Civil y la Policía Local de Fraga arrestaron recientemente a un vecino de la localidad que remató un altercado en la iglesia de San Pedro con una agresión a un agente del instituto armado que, aunque fuera de servicio, intentó calmarle. El joven, de 32 años, fue puesto a disposición judicial por estos hechos y quedó en libertad con cargos.

Según informó la Guardia Civil, el incidente tuvo lugar la noche del pasado 15 de abril, durante una liturgia en la citada parroquia. Estaba abarrotada por la Semana Santa, y el luego detenido, al parecer, comenzó a molestar a los feligreses y a causar diversos incidentes, entre los cuales se llegó a quemar el pelo con una vela que llevaba. Tuvo que ser atendido en dos ocasiones por los propios asisentes a la misa que le invitaron, sin éxito, a que se marchara.

En esas estaba cuando llegó un agente de la Guardia Civil, ya acabado su turno, y al entrar en la iglesia vio que varias personas se arremolinaban en torno al joven, que estaba increpando a una mujer. Entre otro vecino y el agente lograron que saliese fuera, para intentar tranquilizarle.

Allí, el hombre seguía alterado, y el guardia civil se identificó como tal y le pidió que se calmase, llamando a la vez a una patrulla entre los gritos y aspavientos del joven. Este se marchó y el agente volvió al interior de la iglesia a interesarse por los presentes, ya que había varios feligreses, niños y mayores, asustados por la actitud del alborotador.

Pero a los pocos minutos, el joven volvió al templo y se dirigió directamente al guardia civil, amenazándole y retándole a salir fuera. Así lo hizo, para evitar incidentes en la iglesia, pero allí el luego arrestado le intentó golpear en varias ocasiones, hasta que finalmente logró darle un puñetazo.

REDUCCIÓN / El agente intentó reducirlo, cosa que consiguió sin causar ninguna lesión a su atacante, pero durante el forcejeo el hombre le propinó patadas y rodillazos, llegando a romperle la camiseta. Una vez lo tenía inmovilizado se personaron en el lugar Policía Local y Guardia Civil de Fraga, que ayudaron al agente a detener al alborotador, un hombre de 32 años, con numerosos antecedentes policiales, de naturaleza no detallada por la Guardia Civil.

Tras instruir las oportunas diligencias le pusieron a disposición judicial, y quedó en libertad con cargos por este incidente en espera del futuro juicio.