La Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra han desarticulado una red de delincuentes del este de Europa especializada en el robo de viviendas que actuaba entre Huesca y Cataluña, en una operación conjunta que se ha saldado con la detención de once de sus miembros y la imputación de otros cinco.

A los detenidos les atribuyen 85 robos, 47 en localidades de la provincia de Huesca y 38 en poblaciones catalanas, principalmente de Lérida, todos perpetrados en urbanizaciones y chalés que la banda sometía a una estrecha vigilancia previa para asegurarse del mejor momento para actuar.

Las pesquisas conjuntas se iniciaron el año pasado, tras conocer ambos cuerpos policiales que una misma red de delincuentes podría ser la responsable de los distintos robos cometidos en Aragón y Cataluña.

La banda quedó totalmente desarticulada el pasado 5 de abril, tras cuatro registros domiciliarios llevados a cabo entre Lérida y Reus que se saldó con la detención de once miembros de la red, entre ellos los cuatro albaneses que estaban al frente de la misma, y la investigación de otros cinco. En dichos registros, los agentes se incautaron de joyas, dinero en metálico (2.500 euros), más de un kilogramo de cocaína, herramientas utilizadas en los robos y doce vehículos de alta gama, también sustraídos.

Según explicó ayer en rueda de prensa el jefe de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Huesca, Gerardo Suárez, la banda estaba «perfectamente» estructurada en dos grupos de acción, uno logístico que proporcionaba pisos y herramientas y otro operativo integrado por los autores de los asaltos. Suárez detalló que los integrantes de los equipos dedicados a robar en chalés y urbanizaciones rotaban de forma frecuente para dificultar la investigación policial, y disponían de una gran capacidad operativa gracias al apoyo logístico que les ofrecía la red.

Una capacidad operativa, además, que les permitía llevar a cabo hasta cinco robos diarios entre las comarcas altoaragonesas del Bajo Cinca, Sobrarbe y Hoya de Huesca y Cataluña, y hasta repetir los asaltos a propietarios de inmuebles ya afectados.

Para facilitar la comisión de los delitos y el movimiento de los distintos grupos operativos de delincuentes, la organización disponía de un piso franco en Lérida y proporcionaba a sus integrantes documentación falsa que les permitía moverse con facilidad por el territorio europeo Schengen.

El material robado, según explicó el responsable de la investigación, era vendido rápidamente y sacado del país, al igual que las cantidades de dinero que obtenía la red por estas ventas ilegales. Los investigadores pudieron constatar que la red se había asentado en Lérida.