El ICA naufraga en Torrero

El barrio de Torrero volvió a zambullirse ayer en las aguas que circundan este genuino barrio zaragozano, una pequeña república urbana donde el movimiento vecinal volvió a demostrar que sigue muy vivo. Lo hizo en la tradicional Bajada del Canal, una celebración popular que viene realizándose desde hace 36 años con la fiesta y la reivindicación como banderas. El binomio funciona a la perfección y más si acompaña el buen tiempo, como así ocurrió. En una mañana soleada y veraniega, cientos de personas se lanzaron a navegar con todo tipo de embarcaciones y artilugios flotantes acompañados de un sinfín de demandas ciudadanas y altas dosis de buen humor. En esta edición, el acento se puso en denunciar la aplicación del controvertido Impuesto de Contaminación de las Aguas (ICA).

La organización de esta riada festiva y rebelde corre a cargo de las asociaciones de vecinos de Venecia, La Paz y AC El Cantero, en cuyo manifiesto criticaron el ICA, que el Gobierno de Aragón empezó a cobrar en Zaragoza desde el año pasado. Este impuesto, aseguraron, «pretende tapar el tremendo desaguisado que fue el plan de saneamiento y depuración de las aguas», que es el «paradigma de la mala gestión de los recursos públicos». La defensa del sistema de pensiones y la lucha contra la desigualdad, la violencia machista y el patriarcado fueron otras de las reivindicacoines que hicieron suyas.

El Canal Imperial de Aragón se inauguró en 1786. En 1982, 196 años después, unos pocos jóvenes, miembros de la Asamblea Ecologista de Zaragoza, se lanzaban audazmente a sus aguas con ingenios náuticos para denunciar el calamitoso estado en que estaba, lo que dio origen a este día de fiesta y protesta. Aunque su aspecto ha mejorado en estos 36 años, la jornada de ayer recordó las demandas históricas sobre este cauce «que siguen durmiendo el sueño de los justos».

Que sea navegable

Las asociaciones de vecinos de Torrero exigieron a la Confederación Hidrográfica del Ebro y al Ministerio del Medio Ambiente que cumplan el compromiso de realizar un Plan Especial del Canal. Pidieron así que se recupere la navegación recreativa, lo que haría indispensable combar algunos puentes, y que se restauren sus elementos constructivos (esclusas, almenaras, embarcaderos, etc.) y ornamentales, así como mejorar la limpieza. También plantearon la creación de un museo temático del Canal.

Neumáticos, hinchables, palés de madera o paneles de corcho blanco componían estas imaginativas embarcaciones de fabricación casera que surcaron las aguas del Canal desde el puente de las Ocas de Torrero hasta el parque de La Paz. Cada uno de estos particulares navíos navegaba engalanado con una temática particular o una proclama, en muchos casos con guiños satíricos hacia temas de actualidad como la polémica de los másteres de la Universidad Juan Carlos I, la exhumación de los restos de Franco o la reivindicación de la escuela pública. El recorrido fue seguido con atención por cientos de vecinos y curiosos, en ocasiones atónitos ante lo que veían porque el surrealismo y la ironía son parte activa de esta fiesta. Muchos de ellos también con envidia de no haber embarcado. «El próximo año hay que hacer algo», comentaban algunos.

Tras el desembarco, la fiesta continuó durante todo día en el parque de La Paz con una comida popular y conciertos.