Once años para cerrar una cicatriz urbana en pleno barrio del Picarral. Los suelos para construir viviendas de la Cámara de Comercio y el presente del que fuera su antiguo Instituto de Formación Empresarial y Técnica (IFET) en la zona poco o nada tienen que ver con el futuro que se planificó en su día, allá por el año 2006, cuando la bonanza económica invitaba a soñar a todos. A los propietarios por crecer en un mercado muy competitivo y poco dado a las cautelas que hoy se viven por la crisis económica. Y a los vecinos, porque en ese cambio de cromos que, a priori, no iba a entrañar excesivas complicaciones, salían ganando también ellos. Once años que han pasado para todos y que ha dado la vuelta a casi todo.

Desde la Cámara de Comercio recordaban estos días cómo un grupo empresarial de Bilbao puso sobre la mesa más de 25 millones de euros por la compra de los suelos que hoy, recientemente, ha tenido que vender por 7 a la firma Gestión Común. Este interés privado por la parcela fue el que activó un plan que nacía al calor de la bonanza económica y de los buenos resultados de uno de los activos más relevantes de esta institución, la Feria de Zaragoza. Una cita de Smopyc y otra de la feria ganadera de Fima con cifras de récord de afluencia llevó las instalaciones al límite de su capacidad. Necesitaba crecer y un nuevo pabellón.

Para eso y para levantar dos plantas más en la actual sede de la Cámara de Comercio en el paseo Isabel la Católica de Zaragoza, para alojar el IFET que hoy subsiste en cinco salas en ese mismo edificio, iban a ir a parar los cerca de 27 millones que se llegaron a ofrecer. Por la venta de un activo fácil de enajenar pero que necesitaba una recalificación.

Once años después, estos proyectos de inversión ya están descartados y esos 7 millones de euros que reporta la venta a Gestión Común servirán «para cuadrar las cuentas», dentro de un plan de viabilidad basado en tres patas fundamentales. Esta y la venta de participaciones a la DGA (ya aprobada) y a la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), todavía por resolver.

Los planes de aquel 2006 no contaban con que en el 2010 desaparecerían las cuotas obligatorias del recurso cameral, aportaciones que suponían 5 millones al año para la institución. Así que de cerrar una operación para crecer en Zaragoza a ultimar otra que garantice su supervivencia.