La amenaza de la mosca negra y el mosquito tigre en Zaragoza y Aragón es algo más que una intuición por parte de quienes sufren sus picaduras o mordeduras. La proliferación de algas y macrófitos en el cauce del Ebro en el tramo urbano de la capital aragonesa ha llevado a actuar al ayuntamiento para eliminar sus larvas mientras los centros de salud empiezan a notar el incremento de atenciones médicas a las primeras víctimas en la temporada alta de su actividad. En solo una semana, los pacientes han pasado de ser 371 en los centros de atención primaria de la comunidad autónoma a los 511 de la última contabilizada, un incremento de un 37,7% en pocos días.

Los responsables de Sanidad Ambiental de la Dirección General de Salud Pública en Aragón coinciden en destacar que «las primeras eclosiones» de esas larvas «ya se están notando» y se prevé una temporada de alta incidencia este año provocada por las altas temperaturas y el bajo caudal de los ríos, que este año no han tenido grandes avenidas que, al margen del daño que provoca en los campos colindantes, también sirven para arrastrar y eliminar las larvas que estos insectos depositan. Así que este año habrá más que en anteriores y eso también se están dejando notar en las cifras que maneja la DGA.

En las primeras 22 semanas del año, el número de atenciones médicas por picaduras de insectos en centros de salud se ha incrementado en un 10% con respecto al 2018. De momento, se llevan contabilizadas un total de 3.971 atenciones, que son 362 más que el año pasado, cuando en ese mismo periodo se llevaban 3.609. Y esta semana y la próxima, el promedio en la atención primaria podría aumentar aún más.

No es un cálculo matemático nunca, pero teniendo en cuenta las cifras al alza que se están registrando en los primeros meses del 2019, en los que de 22 semanas se han superado los datos del 2018 en 14 de ellas, falta por ver cómo evolucionan en los próximos días. La última contabilizada este año, esos 511 casos atendidos, fueron 448 en el ejercicio anterior. Y entonces, las siguientes se sumaron muchos más con la llegada del verano, con 686 en una semana como la actual y 916 en la siguiente. Como el tratamiento de los ayuntamientos no surta el efecto deseado, estos registros se pueden batir ampliamente este año.

«Preveemos que habrá más cantidad de mosca negra este año y mayor incidencia de picaduras», aseveró el jefe de servicio de Sanidad Ambiental, Alberto Alcolea, quien destacó que se ha intensificado la vigilancia que, desde el 2016, se viene realizando en los ríos de la comunidad. Preocupa más, en este caso, la incidencia del mosquito tigre, por el riesgo de transmisión de enfermedades que conlleva sus picaduras en sus víctimas.

En este caso, Alcolea explicó que progresivamente se realiza una labor de prevención cada vez más amplia y este año el número de municipios en los que ya se ha intervenido ha sido de 20 y «la próxima semana se realizará en cuatro nuevos: Valderrobres y Calanda, en la provincia de Teruel, y Tamarite de Litera y Albalate de Cinca, en la de Huesca». La colaboración con los ayuntamientos es fundamental, como también lo es controlar la diseminación a otras localidades. Y con la mosca negra es complicado de atajar su acción en Zaragoza solo con tratar las aguas en el tramo urbano del Ebro, ya que este insecto es capaz de desplazarse hasta 20 kilómetros para actuar, y puede depositar sus larvas lejos de la capital, aguas arriba y abajo.