Mala pinta tiene el futuro próximo del canal de aguas bravas de Zaragoza. El ayuntamiento y la empresa que lo construyó y que tendría que repararlo, Tragsa, no llegan a un acuerdo sobre cómo se deben realizar las obras. Así que, mientras pierde litros y litros de agua, tampoco este verano se realizarán los trabajos necesarios para reimpulsar la función para la que se construyó: ser una atracción deportiva y de ocio. El consistorio no descarta volver a judicializar este asunto, aunque, sería un tema que debería resolver el próximo Gobierno municipal y así se lo ha hecho saber a la empresa en su último requerimiento, del 4 de junio.

El responsable de la sociedad Zaragoza@Expo (en proceso de liquidación), Fernando Rivarés, remitió un informe a la empresa en el que se explicaba y argumentaba que la mejor solución para acabar con los repetidos problemas de pérdida de agua por filtraciones pasaba por acometer una remodelación del canal completa, garantizando su impermeabilización, y cuyo coste rondaría los 624.000 euros, según las primeras estimaciones municipales. Los gastos de bombeo y electricidad que exige la pérdida de agua por las filtraciones en el canal ascienden a 52.000 euros al año.

OPCIONES

Según explicó Rivarés, la empresa respondió informándo una vez más de que descarta realizar un vaciado completo de la balsa para realizar la reparación completa. Sí están dispuestos a hacerlo de forma parcial, como han hecho hasta en tres ocasiones. Unos trabajos que, insistió Rivarés, no solucionan el problema, que se encuentra en el fondo del vaso. Así que, además de transmitirle la negativa a aceptar esta alternativa, le advierten de que, si en el plazo de diez días no aceptan sus condiciones, «el ayuntamiento entiende que el proceso judicial ha de ser reanudado».

El requerimiento municipal se basaba en una auditoría que concluía que el problema es «estructural» y tiene su origen en el diseño de la base inferior. Este hecho provoca, según este informe, que no se pueda reparar simplemente, sino que es necesario realizar una remodelación del canal. Según la auditoría, el proyecto original, de marzo del 2006, presenta «numerosas incongruencias y contradicciones» y «no está suficientemente detallado a nivel de (sic) planos», por lo que se desconoce dónde se sitúan las soldaduras, elementos clave para la reparación de las grietas.

Esto hace pensar, siempre según el documento, que hubo una «mala praxis durante las obras y la consecuente existencia de daños en el vaso de la balsa».

A tenor de estas conclusiones, Rivarés envió un requerimiento a Tragsa instándole a que llevase a cabo los trabajos en verano, cuando baja el nivel freático, detalle esencial para poder meter las máquinas en el canal. Sin embargo, la empresa ha descartado la propuesta municipal e insiste en que limitarse a reparar las grietas es suficiente, según explicó Rivarés.

El concejal insistió que «es imprescindible proceder al vaciado completo de la balsa para verificar que no se producen filtraciones». Para hacerlo, la empresa pública tendría que redactar, en primer lugar, un protocolo de vaciado y otro de reparación.