Los lamentos por los ataques a los rebaños de ovejas por parte de los osos que se han reintroducido en el Pirineo se repetirán en las próximas semanas, según alertan los ganaderos de las comarcas afectadas por el plantígrado. En el valle de Chistau esta semana ya se han producido cuatro bajas confirmadas y las asociaciones de criadores se quejan de que las medidas de protección no han sido las suficientes y que van a tener que afrontar una nueva campaña con los mismos recursos y ayudas que la pasada, algo que ya motivó múltiples acciones de protesta.

Los problemas de convivencia con la especie reintroducida en la zona del Sobrarbe han comenzado con mucha antelación, como demuestran los cuatro animales muertos y dos ovejas desaparecidas referidos por el alcalde de Gistaín, David Bielsa. En el resto de comarcas afectadas no se tiene constancia de ataques, pues este aún se encuentra en los rediles cercanos a las poblaciones o en las zonas de la tierra baja a las que se han llevado a pasar invierno. Sin embargo, ejemplares problemáticos como Neré han sido observados por los agentes de la protección de la naturaleza en la selva de Oza.

NUEVOS RASTROS

«En la nieve ya se empiezan a ver los rastros», indica Antonio Casajús, uno de los portavoces de los ganaderos afectados por los ataques. En su caso a finales de octubre alertó sobre la desaparición de 23 de sus ovejas, posiblemente uno de los últimos asaltatos de los osos antes de la hibernación. En estos meses considera que se deberían haber abordado varias mejoras en el monte, como la mejora de las infraestructuras o de las vallas para la protección. Además señala que la situación de confinamiento de muchas de las personas que suelen recorrer los bosques hace más difícil hacer un seguimiento de los animales.

La osa Claverina, una de las reintroducidas por Francia para garantizar la variedad genética, todavía no ha sido detectada. Los ganaderos consideran que está alargando el periodo de hibernación porque probablemente haya tenido cachorros, una circunstancia que no se conocerá hasta que se realice el inventario completo de los animales que este verano se encuentren en la cordillera. El año pasado probablemente perdió a sus oseznos bajo las zarpas de un macho.

«Por las pistas más altas ya se han detectado algunos movimientos,» confirma la alcaldesa de Ansó y presidenta de la comarca de la Jacetania, Montse Castán. «La notificación de los primeros ataques dependerá del hambre con la que se hayan levantado de la hibernación», se resigna a la hora de interpretar la nueva temporada. Los animales cada vez se pasean por zonas más próximas a las poblaciones y el año pasado se notificaron incursiones en rebaños que estaban por los alrededores de Aragüés del Puerto.

Un ganadero de la zona de la Ribagorza (la zona con más osos de la comunidad, por la cercanía de los animales que ha soltado la Generalitat de Cataluña) señala que todavía no se han producido avistamientos, pero que en las últimas semanas algunos de los rebaños podrían haber sido rondados por animales salvajes. «No podemos afirmar con el 100% de rotundidad si han sido osos o perros», reconoce José Lacuentra, ganadero de Campo. En este sentido, confía en que las ayudas sigan en pie para afrontar cualquier incidencia.

El pasado año, con las protestas por las muertes que los osos estaban provocando, el Gobierno de Aragón reforzó las labores de vigilancia de las patrullas y el incremento de las cámaras de trampeo. Además se puso en marcha un sistema de ayudas que pretende compensar los costes adicionales derivados de presencia de los depredadores. Se trata de subvenciones que se aplican con independencia de los ataques y que incluyen medidas de protección en las explotaciones.

Por otro lado, una buena parte de los rebaños que pasan los inviernos en los valles más altos del Pirinero se encuentran en estos momentos en las comarcas de la Hoya de Huesca o los Monegros, zonas más aptas para pasar los meses invernales. Es el caso de los animales de Antonio Casajús, residente en la Jacetania. El año pasado abandonaron la montaña a finales de octubre y tienen previsto volver sobre el mes de mayo. A los puertos más altos, en los que es más probable la presencia de osos, volverán en junio o julio.