Los héroes vuelven a casa. Los 18 profesionales de sanidad y servicios sociales que han estado alojados en el hotel Ilunion Romareda de Zaragoza para mantener a sus familias alejadas de cualquier riesgo de contagio por covid-19 se marchan. Atrás quedan cerca de dos meses marcados por ese aislamiento voluntario que este domingo concluye. «Pero ellos siempre nos dicen que esto no ha acabado e insisten en que hay que seguir siendo prudentes», advierte José Antonio Palau, el director del hotel, una de las empresas sociales de la ONCE.

En el Ilunion llegaron a alojarse hasta una treintena de profesionales que, cada día, forman en primera línea de batalla contra el coronavirus. Junto al Pedro I (Huesca) y Reina Cristina (Teruel) han ejercido de refugio y guarida. De descanso y rincón. «Han sido usuarios que, por distintos motivos, no podían volver a sus casas porque viven con familiares mayores, o con niños con discapacidad o con parientes sometidos a radioterapia. Todos ellos personas de riesgo. Tenían un miedo atroz a que les pasara algo y les hemos dado seguridad y tranquilidad», expone Palau, junto a un miembro de mantenimiento, el único personal del hotel que ha estado en el recinto. El resto -limpieza y auxiliar- ha sido dispuesto por la DGA, encargada de la gestión del hotel durante este tiempo.

El vínculo ha sido casi familiar. De hecho, el pasado viernes los profesionales sorprendieron al personal del hotel con un aplauso y regalos de despedida en agradecimiento por el cariño recibido. «Se me pone la piel de gallina al recordarlo. No he dormido de la emoción», admite el director, que afirma que «hemos sido amigos. Una familia».

La experiencia deja paso ahora a la incertidumbre. El Ilunion podría no abrir hasta septiembre, pero el recuerdo de haber sido el refugio de héroes perdurará para siempre. «Ha sido la experiencia más gratificante y no la cambio por nada. Repetiría mañana mismo. Jamás olvidaré sus caras de miedo al principio, cuando venían derrumbados, ni sus rostros de agradecimiento en la despedida. Son admirables. Ojalá pudiera hacer algo más por ellos», indica Palau.