La Guardia Civil sabía que el Rambo de Requena estaba huyendo en una Citroën C-15 pero su paradero era desconocido. Quienes les dijeron dónde se encontraba fueron Casian Stefan Banyadi y Mehdi Ben Allal porque le vieron con sus propios ojos mientras estaban subidos al andamio de una obra en Andorra.

«Estábamos trabajando cuando, de repente, oímos un coche que tenía problemas en la calle lateral, así que me asomé a mirar y vi cómo una furgoneta blanca (la robada en Muniesa) no respondía, el conductor trataba de arrancarla pero se le calaba y se le veía que tenía mucha prisa», destaca Banyadi.

Destaca que el material de la obra hacía que la calle por la que se había introducido el Rambo de Requena la convertía en una vía sin salida y trataba de echar marcha atrás para salir de ahí. «Estaba atrapado», matiza.

«Como no podía seguir, decidió bajar de la furgoneta y nuestras miradas se cruzaron, iba con el pelo largo, la barba sin arreglar, estaba muy demacrado», señala Casian, quien resalta que decidió llamar a la Guardia Civil cuando vio que en una mochila llevaba una escopeta. «Se veía que no era un cazador, así que se lo dije a mi compañero Mehdi quien no llegó a ver si iba armado», apunta. «Yo no lo vi y reconozco que le dije a mi compañero que no llamara y molestara a los agentes. También es verdad que no sabíamos lo que había pasado en Muniesa horas antes», apostilla Mehdi Ben Allal.

Su colaboración fue fundamental para dar captura al Rambo de Requena al igual que la de Salo Amador, el hermano del alcalde de Andorra. Se encontraba en casa de sus padres cuando comenzó a recibir mensajes de WhastApp que alertaban de que este hombre podía estar por la zona.

No obstante, paró a comprar tabaco y en ese momento se le cruzó con el Rambo de Requena. Pensó en llamar a la Guardia Civil, pero no le daba tiempo porque «estaba cerca»y por eso estimó que «podía detenerlo» al acorralarlo con el coche contra una pared, «pero no lo hice bien, se fue para atrás»y cuando Amador intentó huir, este subió al coche.

«Pensé que me iba a matar, así que traté de ganarme su confianza y le ayudé. Me pidió que le llevara a un sitio seguro y yo le llevé a una zona sin escapatoria», señaló. El fugitivo le dio las gracias.