Cumplía condena en la cárcel de Daroca por agresión sexual, pero lideraba una célula yihadista que, según la investigación de la Guardia Civil, se dedicaba a captar presos comunes y radicalizarlos. Este hombre, Mohamed el Farh, fue detenido junto a otros dos internos del centro penitenciario de Murcia que estaban privados de libertad por delitos como homicidio, detención ilegal, robo con violencia, lesiones, falsificación de documento público, estafa y tráfico de drogas, entre otros.

Los tres estaban alineados con la estrategia global de la organización terrorista del Estado Islámico con el fin de promover el reclutamiento yihadista en el ámbito penitenciario, recurriendo a las coacciones e, incluso, a la violencia contra otros internos.

Tenían por objetivo la captación y adoctrinamiento en el ideario del Daesh de internos próximos a salir en libertad con la intención final de que éstos atentaran contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO.

El cabecilla está catalogado como interno de especial seguimiento (FIES) por mantener una actitud de liderazgo captador y proselitista que facilitaba el desarrollo de actitudes extremistas y radicales entre la población reclusa.

En la investigación, dirigida por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional y coordinada por la Fiscalía, fue clave la actividad de control y seguimiento de los funcionarios. En octubre del 2018 ya se desarticuló otro grupo de 25 internos afines a la organización terrorista asentado en 17 cárceles españolas investigados por captar, adoctrinar y radicalizar a otros presos en una operación en la que se neutralizó el embrión de un «Frente de Cárceles».