R. I. M. se enfrentó ayer en la Audiencia de Zaragoza a una pena máxima de 10 años como presunto autor de una agresión sexual a una joven que lo acusó de haberla retenido contra su voluntad en el dormitorio de su domicilio de una calle próxima a la avenida Sobrarbe, en la capital aragonesa, y haberla penetrado vaginalmente.

Los hechos se remontan al 12 de enero del 2020. Ambos jóvenes, que se conocían, coincidieron en una discoteca de la avenida José Atarés y él le propuso a ella salir a fumar un porro. «Una vez en casa, me serví unas rayas de coca, pero no intenté mantener relaciones sexuales con ella», señaló el imputado, a quien defiende la letrada Olga Oseira, que pide la absolución argumentando que no hubo ningún tipo de contacto sexual entre ambos. R. M. I. dijo que ella se puso nerviosa de repente y se marchó sin que él lo impidiera.

La denunciante señaló que salió a la calle, sin abrigo, y que su intención era tomar un porro allí mismo, pero que el acusado le propuso para ello ir a su casa, de madrugada, en la que se hallaban los padres de él. Estando en la habitación, «se abalanzó sobre mí, me arrinconó en la cama y me agarró de tal forma que me penetró vaginalmente durante unos segundos, aunque no del todo».

Los médicos forenses que la examinaron señalaron que, tras los hechos, presentaba un cuadro de estrés postraumático de grado medio.