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UNA OBRA HIDRÁULICA ENVUELTA EN LA POLÉMICA

Mularroya y el trasvase del Jalón, más allá de la justicia

Se trata de una lucha desigual entre dos modelos diferentes de agricultura

Mularroya y el trasvase del Jalón, más allá de la justiciaSERVICIO ESPECIAL

Desde que en el mes de mayo del 2001 se publicó en el BOE el Proyecto de la presa de Mularroya, azud de derivación y conducción de trasvase. Términos municipales de La Almunia de Dª Godina,Morata de Jalón ,Chodes y Ricla, hasta el día de hoy dicho proyecto acumula ya tres sentencias contrarias de la Audiencia Nacional y una del Tribunal Supremo en 2013 y que fue acompañada de una paralización de las obras.

El embalse de Mularroya es una obra que se propuso en el Pacto del agua de Aragón de 1992 y se declaró de interés general del Estado en la ley del Plan hidrológico Nacional en 2001, año en el que se redactó el proyecto, aprobándose junto a la declaración de impacto ambiental en 2003.

La aprobación se recurrió ante la Audiencia Nacional, tribunal que dictó sentencia anulándola en 2009, confirmándose por el Tribunal Supremo en 2013.

A pesar de ello, la Administración volvió a tramitar el proyecto para su aprobación teniendo lugar una nueva declaración de impacto ambiental y aprobación en 2015. Esta nueva aprobación fue también impugnada ante la Audiencia Nacional de nuevo.

La Audiencia Nacional en sentencia de 23 de marzo de 2021 ha vuelto a decidir su anulación. En concreto se anula la Resolución 12 de agosto de 2015 por la que se aprobó el proyecto del embalse de Mularroya porque supone el deterioro de un conjunto de masas de agua de los ríos Grío y Jalón, así como de los acuíferos de las Sierras de la Virgen y Vicort. Se da además la circunstancia que ni el estudio ni la declaración de impacto ambiental identificaron y analizaron todos los elementos relevantes para determinar el alcance de dicho deterioro.

Directiva marco del agua

En cualquier caso, al producirse el deterioro solo se puede autorizar la obra si se cumplen condiciones estrictas establecidas por la Directiva marco del agua. En el caso de Mularroya no se dan estas condiciones según la sentencia, tanto es así que ni siquiera se justificó de manera estricta y previa en la planificación hidrológica.

Con este historial judicial sería lógico pensar que nuestros responsables políticos asumieran de una vez por todas que el proyecto de Mularroya en muchos aspectos incumple la legalidad vigente y que la continuación de las obras lanza un mensaje de desprecio hacia la separación de poderes que caracteriza cualquier Estado de Derecho. Al mismo tiempo seguir enterrando dinero público en un proyecto más que cuestionado judicialmente no habla muy bien de cómo se gestionan los fondos públicos en este país.

Pero para entender cómo hemos llegado a la actual situación después de 20 años es necesario que la opinión pública entienda un proyecto que desde el discurso oficial nunca ha querido explicarlo para no emborronar el relato utópico e ilusorio que buena parte de la clase política todavía emplea para buscar apoyos en la ciudadanía.

Explicar el proyecto en su totalidad debería de haberse hecho desde la CHE y las consejerías competentes, si eso se hubiera hecho es posible que el proyecto no contara con apoyos ciudadanos tan incondicionales e incluso que los consensos políticos del pasado no se habrían producido con tanta facilidad. La falta de trasparencia y la desinformación ha tenido la intención de minimizar las voces contrarias a Mularroya, y sobretodo que el mensaje con todas las bondades del proyecto fuera asumido fácilmente por la opinión pública.

Tal vez si nos fijamos en algunos datos del Río Jalón y del trasvase del proyecto sea más fácil entender las razones que nos llevaron a gentes de la Ribera del Jalón a posicionarnos en contra del pantano de Mularroya y a comprometernos en una lucha por nuestro territorio y en defensa de nuestros pequeños pueblos.

El pantano de Mularroya tiene una capacidad de 103 Hm cúbicos, similar a la Tranquera, las Torcas y Maidevera juntos, se trata pues de un embalse de tamaño medio-grande y se sitúa sobre el cauce del Río Grío cuyas aportaciones para el llenado de Mularroya serían ridículas, el llenado del embalse está previsto que se haga con un túnel de trasvase de casi 13 km que uniría un azud que cortaría el cauce del Jalón entre Calatayud y Embid de la Ribera y la cola del pantano.

La capacidad del túnel de trasvase sería de 8m3 /segundo, según datos de la propia CHE el caudal medio del Jalónes de 6,42 m3/segundo, también según la CHE el caudal de ayer (30/04/2021) del Jalón a su paso por Calatayud (después de este episodio de lluvias) solo alcanzaba los 8.91m3/segundo. Se trata pues de un gran trasvase de los caudales del Jalón y un trasvase que supondrá que los pueblos entre Embid de la Ribera y Ricla verán desaparecer el río tal y como lo conocemos convertirse en un mínimo cauce incapaz de mantener las vegas tradicionales y los usos agrarios que hasta ahora se daban. De terminarse el trasvase del Jalón el paisaje sufriría una profunda transformación que tendría consecuencias en el turismo rural y sobretodo exigiría profundas modificaciones en la actividad agraria para su supervivencia.

Cuando una mayoría de aragoneses nos posicionamos contra el trasvase del Ebro, lo hicimos contra un trasvase que no sobrepasaba el caudal medio del Ebro, ni se hacía aguas arriba. ¿Qué habríamos pensado si el trasvase del Ebro se hubiera planteado a la altura de Logroño con una capacidad superior al caudal medio del Ebro? ¿De verdad no se entiende que gentes que salimos a la calle contra un trasvase proyectado en la desembocadura del Ebro a cientos de kilómetros de nuestras casas nos íbamos a quedar de brazos cruzados ante un trasvase unos pocos kilómetros más arriba?

Participación en las decisiones del territorio

No entender que en el Jalón , en los pueblos más afectados, hayan surgido voces de oposición a Mularroya , es no entender que esa tutela paternalista de los poderes hacia el mundo rural tiene los días contados, cada vez se darán más casos de voces críticas en la gestión de los territorios y pronto la ciudadanía rural exigirá poder participar de forma activa en la custodia de esos territorios.

En ese discurso utópico, que claramente ha calado más en la opinión pública, de final feliz y que plantea que las obras hidráulicas son la solución a los graves problemas que sufre hoy la agricultura familiar esconde los verdaderos problemas a los que se enfrenta es tipo de explotaciones. La desaparición de los pequeños productores es un fenómeno global, en todo el planeta está sucediendo, la FAO (Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación) declaró 2019-2028 el decenio de la agricultura familiar ante la masiva desaparición de ese tipo de explotaciones y las consecuencias que puede tener en el futuro para la alimentación de la humanidad.

Fondos de inversión

Los agricultores familiares desaparecen pero se siguen construyendo grandes obras hidráulicas a lo largo y ancho del planeta, la conclusión es sencilla: no se construye para un territorio y sus pequeños agricultores, se construye para grandes fincas con fondos de inversión y grandes corporaciones detrás.

Todo se produce a la vez, el pequeño desaparece, y grandes inversiones se trasladan al terreno de juego de la agricultura y la alimentación, en la supuesta zona beneficiada de Mularroya no son ajenos a estas dinámicas globales. Al final el pequeño productor y su supervivencia se utiliza para justificar obras hidráulicas que en el futuro no podrá emplear entre otras cosas por la subida que los costes del agua acarreará la amortización de esa obra.

No se trata de un enfrentamiento entre territorios, entre una comarca y otra, entre unos pueblos y otros, se trata de una lucha desigual entre dos modelos diferentes de agricultura. En la oposición a Mularroya estamos gentes de campo, viviendo en pueblos de­­­ la España vacía, agricultores profesionales, regantes, pero también ciudadanos preocupados por la viabilidad de sus pueblos y sus paisajes.

Es más que posible que no seamos todavía conscientes de la trascendencia que esta lucha de 20 años tendrá en futuros conflictos hidráulicos y su incidencia en el derecho medioambiental, el Jalón está más cerca de ser salvado, nosotros estamos empeñados en seguir en la defensa del río y que nos siga acompañando en nuestra vida diaria. Cada sentencia que nos dé la razón, la celebraremos y la dedicaremos a todas aquellas personas que en otros lugares del mundo arriesgan todo por la defensa de sus ríos y sus paisajes. A los que siguen empeñados en el proyecto de Mularroya: nos vemos en el Supremo, y si se tercian las cosas después por­ Europa.

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