Forestalia ha cumplido este mes diez años desde su fundación por parte del empresario zaragozano Fernando Samper. En este tiempo ha pasado de ser un absoluto desconocido a convertirse en un referente nacional de energías renovables. El acelerón que ha dado Aragón en los últimos años en la puesta en marcha de instalaciones eólicas y fotovoltaicas se debe en buena medida a esta compañía, que tiene como director general desde hace dos años a Carlos Reyero.

¿Cómo se explica el fenómeno Forestalia?

Por el trabajo previo hecho por Fernando (Samper) basado en asegurar puntos de evacuación, anticipándose e intuyendo el movimiento que se iba a generar en las renovables. El primer hito fue la subasta de potencia del 2016, con la adjudicación de los primeros megavatios con renuncia total a subvenciones. Hasta ese año, que es anteayer, el sector se sustentaba en la subvención y ahora a nadie se le pasa por la cabeza. Fuimos los primeros en dar ese paso.

¿Cuáles son hoy los retos?

Forestalia sigue su plan estratégico. Queremos tener en cinco años, o en tres y medio en el mejor escenarios, 1,2 gigavatios (GW) propios en operación. Y mientras tanto, seguir con nuestro modelo de negocio de promoción y enajenación total o parcial de algunos activos para continuar avanzando. En cartera estamos tramitando 8 GW, todos con acceso y conexión y la práctica totalidad en Aragón. Seguimos teniendo elementos más de una startup que de una empresa consolidada. No queremos que se nos suban los humos a la cabeza.

"Puede haber algún proyecto conflictivo pero no el 100% de los megavatios previstos en Teruel"

¿Se plantean entrar en un operación corporativa o salir a bolsa?

No. Nuestro plan no va por ahí. Al menos de momento. Perderíamos fuerza, empuje y oportunidades. No estamos en eso.

¿Cómo fue el 2020?

Desde que empezó la pandemia hemos incorporado más de 70 personas a la plantilla, que ahora ronda los 280 trabajadores, la mayoría en Aragón.

¿Hay una burbuja de renovables?

No. De ninguna manera. No es justo con el sector decir que existe. Una burbuja se produce cuando se hinchan los valores artificialmente por los motivos que sean. Pero la valorización de las renovables, aunque tenga picos y valles, tiene claramente una tendencia secular y subyacente que no se altera.

¿Qué se sabe de la línea de interconexión eléctrica con Francia?

Las últimas noticias no son las mejores. El proyecto a nivel político de la Unión Europea está sujeto a nuevos retrasos adicionales.

Han vendido a BP, Repsol, CIP o Bruc, ¿cuál es el siguiente?

No tenemos ningún trato de compraventa en marcha. Las operaciones a corto plazo están firmadas o en desarrollo.

Los proyectos de Teruel chocan con cierta contestación social. ¿Le ha sorprendido?

A lo mejor un poco. Estamos abiertos a dialogar con cualquiera que se sienta afectado. Vamos a hablar municipio a municipio y ver proyecto a proyecto. Los habrá más difíciles y más fáciles, unos que tengan solución y otros no.

Un informe ambiental de la DGA ve «máximo riesgo» en el macroproyecto del Clúster Maestrazgo.

Vamos a leerlo y ver qué cosas tienen solución y cuáles son razonables o están mal valoradas. Estamos sujetos a lo que diga la ley y la tramitación. Si la conclusión es que tenemos que cambiar un molino o no poner unas placas, pues así se hará. Pero hay un cierto espejismo. Se habla mucho de macroproyecto, que para nosotros lo es porque tiene un sentido de unidad, pero se compone de parques individuales, cada uno con sus estudios y una vida propia. Habrá alguno que pueda ser conflictivo pero no el 100% de los megavatios. Hay mucho recorrido.

"Las renovables que planteamos en la provincia crearán 500 empleos fijos durante 30 años"

¿Renunciarán a algún parque?

No nos planteamos renunciar a nada de salida. Creemos que es algo razonable. Estamos en la liturgia de la tramitación y todo el mundo tiene sus derechos y puede ejercerlos. A lo que sí renunciará Forestalia es a tener abierta una batalla infinita. Si algún municipio no quiere un molino o un cable de Forestalia, no se pondrá.

Los detractores alertan de las afecciones al paisaje.

Es una cuestión opinable. Con las alturas y los emplazamientos que se buscan no me parece un daño paisajístico importante. Hay que valorar también otros beneficios y posibilidades.

¿Cuáles serían esos beneficios?

Una creación brutal de empleo. En la promoción y construcción hablamos de 12.000 empleos en todos los proyectos de Teruel. Y a largo plazo, 500 puestos fijos durante 30 años, que son muchos, más incluso de los que tenía la térmica de Andorra. Además es un sector dinamizador en muchos sentidos, generar más conocimiento del territorio y hará crecer a otros negocios de servicios. H