Cierta desazón y otro tanto de resignación entre los alcaldes, los empresarios y numerosos vecinos del Valle de Benasque después de conocer que la N-260 no será abierta en la fecha prevista. La decisión, que ha llegado después de un pésimo año para el turismo de la zona, ha obligado a cerrar el acceso principal por carretera hasta finales de junio. La apertura estaba prevista para este viernes, pero un desprendimiento ha obligado a reforzar la seguridad antes de continuar con los trabajos. Se admite la mala suerte en mayoría, pero también en coincidencia se pide a la Administración que se aceleren esas labores. Así se lo trasladaron este miércoles a la subdelegada del Gobierno en Huesca, Silvia Salazar, con la que se reunieron en Graus.

La N-260 da acceso al Valle de Benasque y seguirá cortada entre Campo y Seira, donde los trabajos se han ralentizado mucho por el desprendimiento ocurrido el pasado 20 de abril. Cayeron casi 8.000 toneladas de piedra a la vía y sepultaron una maquina excavadora que trabajaba en un talud que se vino abajo. El derrumbamiento se produjo justo en la zona en la que se tiene que construir uno de los dos túneles previstos para la mejora de esta carretera.

Marcel Iglesias, presidente de la comarca de La Ribagorza, admitió que el desprendimiento «impresiona» y que sus dimensiones «son mucho mayores de lo que parece en la foto», además de las «dificultades técnicas» con las que se han encontrado. Su preocupación es que se reabra cuanto antes, por lo que les han asegurado que hay «150 personas trabajando a un ritmo importante».

En cualquier caso, el alcalde de Bonansa admite que por ahora «no hay otra solución que mantener la carretera cortada, lo que genera retrasos y molestias» para la población y las empresas. «Dicho esto, desde la comarca le hemos pedido a Fomento que lo resuelva lo más rápido posible para poder llegar a la temporada de verano con la carretera acabada», concluyó Iglesias, comprenisvo «con la eventualidad» pero reivindicativo en cuanto al túnel del Congosto de Ventamillo, donde deben empezar «cuanto antes» las obras que terminarán con estos problemas de desprendimiento.

Celeridad fue la palabra de la mañana entre los alcaldes de la zona, como Eusebio Echart, primer edil de Campo, que reconoció que hay «un peligro claro» tras este problema «sobrevenido» por el que se reunieron la subdelegada del Gobierno, «que nos ha reconocido el esfuerzo que está haciendo la gente del valle y ha asegurado que van a poner todos los medios a su alcance para que esto se arregle cuanto antes».

En similares términos hablaron los alcaldes de Sahún, José Luis Rufat, que pidió «la mayor rapidez posible» para que se abra «incluso antes de final de junio si se puede»; o de Castejón de Sos, Manuel Abad, que recordó que el parón no solo afecta a las obras, «sino a los y las empresas».

Los empresarios dicen que es «un buen palo» el cierre

Al encuentro en la sede de la comarca ribagorzana en Graus acudió la subdelegada del Gobierno, Silvia Salazar; la delegada territorial, Carmen Luesma; el jefe de la Unidad de Carreteras del Estado en Huesca, Ignacio García Cavero; y la directora de obra, Carmen Lacasa, además de los alcaldes y los presidentes de la Asociación Turística y Empresarial Valle de Benasque, José María Ciria; y de la Asociación de Empresarios de Ribagorza, César Sistac, seguramente los más afectados por los desprendimientos. «Un cierre de un mes y medio más es un buen palo para la comarca», esgrimió Ciria, mientras Sistac solicitaba que se pusiera «todo el énfasis» para poner punto final con todos los problemas que hay, «y no sólo en lo económico».