El verano está a la vuelta de la esquina y la llegada del buen tiempo implica también la celebración de las fiestas patronales de pueblos y barrios, unos festejos que en Aragón están prohibidos hasta el próximo 31 de agosto. Hay dos sectores, de entre muchos, cuyos ingresos han sido cero por culpa de la pandemia, el de las orquestas y el de los feriantes, que ahora ven cómo comienza a haber movimiento, sino a gran escala, si con pequeños pasos que invitan a la esperanza. 

Los primeros con la celebración de una especie de verbenas piloto, cumpliendo un protocolo para poder celebrar actuaciones; y los segundos con la posibilidad de montar sus atracciones en los barrios en días de no fiestas. Unos y otros esperan con optimismo volver a trabajar, volver a cantar y dar vueltas, unos subidos en el escenario, y otros a lomos de los carruseles.

Si algo tiene claro Ángel Lasheras, presidente de la Asociación de Empresarios de grupos y orquestas de la Ribera del Ebro es que los aplausos «no están prohibidos» y que si alguno quiere, se puede incluso «animar a cantar». Es un primer paso, pequeño, pero necesario para comenzar a trabajar. El musical Ídolos, el nuevo espectáculo que ofreció Alaska on Tour sirvió de prueba piloto para que los ayuntamientos «vayan contratando orquestas». La actuación fue en la sala Multiusos ante un aforo de 500 personas, sentadas, porque «hasta que no mejore la situación» todo será sentado. En casi todos los municipios hay pabellones grandes donde poder celebrar espectáculos de este estilo, solo hace falta «ganas»; y aunque no es lo mismo «una verbena» que un espectáculo sentado, «hay que reinventarse». 

Para Lasheras, durante la actuación no ha habido «lugar más seguro» con control de temperatura, distancia, gel, mascarilla… «nada que ver con un tranvía o un centro comercial». 

Protocolo

De hecho, desde la asociación han dispuesto un protocolo, que cuenta con el visto bueno de Sanidad para llevar a cabo las actuaciones; y que implica a empresa contratante (limitación de aforos, control de entradas, desinfección), artistas (distancia, músicos con mascarilla salvo los de viento, micros personales para cantantes, etc) y público. 

Para las orquestas este año ha sido «terrible» y además, de ellos no se ha hablado, se queja el presidente de Aegore; que critica sobre todo que para el departamento de Cultura del Gobierno de Aragón «no existimos porque no nos han hecho ni caso»; sí la consejera de Sanidad, Sira Repollés; y el director general de Salud Pública, la Federación de Municipios o el alcalde de Zaragoza. 

Los músicos de Idolos son de mucha calidad, pero lo importante no es solo que «esta orquesta salga adelante», si no «que lo hagan todas las de Aragón». Y es que en estos momentos hay 43 orquestas en la comunidad, de las que dependen 750 familias. «Muchos músicos han tenido que subsistir» y buscarse la vida «por otro lado». De hecho, Lasheras asegura que algunas no vuelven, otras habrá que ver porque «si salen pocas actuaciones» no les saldrá rentable (hacen falta unas 30 ó 40), mientras que otras «están dispuestas» a salir porque cantar, bailar y animar al público, aunque este esté sentado, es lo que mejor saben hacer.

Protesta de feriantes EL PERIÓDICO

Los feriantes también llevan sin trabajar más de un año (al 70% casi «nos cuesta» la ruina) y el futuro «se plantea muy mal», señalan, antes de afirmar que «siempre hemos molestado, nos gustan las ferias a todos pero lejos de casa», apunta Ángel Barata, de la Asociación de Industriales Feriantes de Zaragoza, un sector del que dependen unas 75 familias en Zaragoza, que «a una media de cuatro personas… el problema es que a esto nos dedicamos toda la familia». La DGA ha aprobado esta semana ayudas al sector.

No entiende por qué los supermercados y los centros comerciales están llenos y ellos no pueden trabajar. «Si es una atracción sola se valla» y si son muchas «se valla el recinto» y se pueden controlar aforos, poner gel y desinfectar las atracciones cada cierto tiempo. Creen que a finales de este mes o mediados del que viene podrán empezar a trabajar porque la próxima semana mandarán toda la documentación al Ayuntamiento y después Sanidad «tendrá que dar el visto bueno». Lo que sí tiene claro y parece que les han asegurado es que podrán montar las atracciones en los barrios siempre que no sean en los días en los que otros años se celebran las fiestas del lugar. 

Y es que, según Barata, lo que quieren demostrar es que «nosotros no somos el problema». Y añade: «no somos multinacionales pero pagamos impuestos; y somos competentes para abrir nuestras atracciones sin que haya contagios»; porque aunque montar las atracciones «nos va a costar dinero, somos empresarios luchadores» que quieren salir adelante divirtiendo a niños y mayores con carruseles, toboganes, norias o saltos endiablados.