A Alicia y a su marido Mikel les ha venido encima una oleada de costes a los que deben hacer frente de forma casi impertérrita. Con cuatro niños a su cargo, esta familia numerosa residente en Parque Venecia de Zaragoza hace frente a la noticia de las constantes subidas del IPC con cierta resignación. La luz, la gasolina, la alimentación, las vacaciones, el material escolar de cara al curso que ahora comienza... Nada de lo que hace mella en su bolsillo se ha visto abaratado este mes de agosto.

Alicia es enfermera y fisioterapeuta, aunque trabaja como funcionaria en la DGA. Mikel realiza labores de mantenimiento en un colegio. Sin embargo, esta familia tiene una característica especial. Hace menos de un año estaba conformada por la pareja y sus dos hijas, pero desde febrero de este año viven junto a dos de sus sobrinos, también menores de edad. «Cuatro niños se notan un montón. En la alimentación, sobre todo en la verdura y en la fruta ha subido una barbaridad. Los plátanos, que es lo que los niños se comen en un momento, han doblado su precio. Es algo que no entiendo», apunta.

Pero ¿se nota la diferencia de precios a final de mes? «Pues claro que se nota. Seguro que tener a nuestro cargo dos niños más es una razón, pero estamos pagando una barbaridad más». Y es que son muchos los frentes de batalla abiertos para abaratar el gasto en una familia con seis miembros. No tarda en salir en la conversación el tema recurrente de la factura de la luz. Alicia dice que el coste le ha subido «como a todo le mundo». «Tampoco hemos triplicado el precio, pero también es cierto que pongo todas las lavadoras a medio día», asevera Salazar, en referencia a la utilización de las 'horas valle' que permiten un ahorro en la factura.

Solidaridad vecinal

Haciendo hincapié en que en agosto estuvieron en casa de una familiar de vacaciones en la playa «con gastos pagados», su gasto vital el mes pasado fue de 2.813 euros. La cifra, algo inferior a la de los meses previos por esta razón, no deja de impresionar. Para contextualizar con respecto al año pasado, en junio de 2020 tuvieron un gasto de 1.777 euros, mientras que en el mismo mes de 2021 este ha sido de 3.493 euros. La escalada de los precios no ahoga, de momento, a esta familia, pero sí la lleva a controlar absolutamente todos los gastos y a recibir alguna que otra ayuda.

Alicia se refiere a la solidaridad vecinal, la que siempre ha existido en los barrios tradicionales y que también sobrevive en los barrios nuevos, como Parque Venecia. «Sobre todo intentamos reutilizar la ropa. Intercambio la de los niños que se les queda pequeña con mis amigas, y viceversa», cuenta la mujer.

Tampoco mejora la perspectiva en cuanto al gasto en gasolina, algo que han visto dispararse al utilizar su vehículo más para prevenir contagios de covid-19. Alicia afirma que a finales del año pasado «llenaba el depósito con 35 o 40 euros», pero que ahora tiene que gastarse 50.

El incremento del gasto llega en un momento crítico. Septiembre es el mes de la vuelta al colegio, a las actividades extraescolares; la reentrada a la vida en general. «En septiembre llevo gastados 1.584 euros. Y eso que solo llevamos la mitad. Va a ser un mes muy duro», asevera esta mujer.

La drástica subida de los precios que el bolsillo de los aragoneses viene asumiendo desde los últimos meses impacta de una forma más intensa en algunos casos concretos. Las familias numerosas aragonesas, que evidentemente corren con más gastos que un núcleo habitual, están constatando cómo cada día es más difícil llegar a fin de mes. Alicia, su marido y los cuatro niños viven ahora en un piso que no llega a 80 metros cuadrados. «Cualquiera se pone ahora a mirar alquileres de pisos más grandes», dice, poco esperanzadora, esta funcionaria. Solo queda esperar a que vengan tiempos mejores.