Los jóvenes se han convertido en algo así como el nuevo caldo de cultivo de las enfermedades mentales, que se están reproduciendo al alza entre este colectivo con hasta un 20% más de atenciones en un año por algún tipo de trastorno en Aragón. La cifra supone un incremento elevado, donde la pandemia del covid ha tenido mucho que ver, pero el problema está también, según los expertos, en que cada vez las detecciones son de casos más graves. El Día Mundial de la Salud Mental se celebra este domingo.

«Es una evidencia que las patologías han subido entre los adolescentes. Las consultas han crecido muchísimo y la demanda viene de un perfil muy variado, no hay un patrón claro», explica a este diario Pilar Cutando, psicóloga especialista en población infantojuvenil. Ella lleva cinco años trabajando en la Asociación Aragonesa Pro Saud Mental y, durante este tiempo, el escenario ha cambiado «a peor» en el sentido de que cada vez hay más casos.

Entre los trastornos que se han incrementado entre los jóvenes figuran más casos de depresión, ansiedad, intentos autolíticos o ideación suicida. «Son mayormente adolescentes, porque entre los más pequeños hay conductas y comportamientos similares. El cambio lo hemos notado en edades de Secundaria, por así decirlo», dice Cutando.

Ideas planificadas

Hasta ahora, la ansiedad y la depresión eran lo más habitual, el problema está en los niveles de intensidad que están adquiriendo las patologías. «Las ideas suicidas, por ejemplo no se verbalizaban tanto. Hay adolescentes que cuentan pensamientos, pero algunos de ellos hasta tienen planificadas estas ideas y eso es preocupante», dice la psicóloga.

Entre una de sus labores está comprender por qué sucede esto y para ello es fundamental lograr que el joven o la persona afectada «se desahogue», cuenta Cutando. «Verbalizarlo es bueno y en la medida de lo posible esa persona no debe quedarse sola. Más si hablamos de un intento que ha pensado hacer», explica.

El cúmulo de circunstancias que llevan a un trastorno mental no entiende de estereotipos, ya que el perfil «no es concreto» y la vulnerabilidad puede afectar a cualquier persona. «Obviamente el entorno escolar juega un papel importante, porque por edad su centro diario es el instituto o la familia. Es ahí donde la detección de señales, como cambios en la conducta, es fundamental para dar la voz de alarma», explica la psicóloga.

El uso de la medicación no siempre es necesario, aunque si se precisa lo «aconsejable» es que vaya de la mano de la terapia psicológica. «En casos de depresión grave sí que hay que usar fármacos. En la medida de lo posible, si se puede mantener la rutina y la vida diaria, mucho mejor para el paciente», argumenta. «Si se tiene estabilidad, unos horarios y un plan fijado se evita el aislamiento en muchos casos de patología mental», añade Cutando.

El Salud ya trabaja en un nuevo plan «continuista»

El plan de salud mental del Gobierno de Aragón concluye en este 2021 y el Salud ya trabaja en elaborar un nuevo proyecto que será «continuista», según fuentes de la consejería. El objetivo seguirá siendo una atención integral a los pacientes, aunque las líneas estratégicas de atención podrían ampliarse una vez que, entre otras cosas, Aragón ya cuenta con una Estrategia de Prevención del Suicidio. Los efectos de la pandemia y las nuevas necesidades surgidas podría también modular los ejes de actuación. Las personas con discapacidad intelectual, las que no tienen hogar, la psicogeriatría o el abordaje de los pacientes con adicciones estarán en el foco del nuevo plan, que tendrá que ser consensuado con entidades sociales. En todo momento será dinámico, abierto a cambios una vez que se proceda a su aprobación. Por el momento no hay fechas ni plazos sobre cuándo se podrá presentar el nuevo modelo que, en cualquier caso, deberá estar listo para el 2022.

La rehabilitación y recuperación también es necesaria en muchas ocasiones. En este caso, esta se hace en lugares ajenos al domicilio y en Aragón, dentro de la red del Salud, hay más de 1.400 personas con enfermedad mental atendidas en estos recursos y el personal sanitario destinado a ello son un total de 459 personas.

Se trata de unidades de media y larga estancia, de psicogeriatría, de carácter infantojuvenil, residencias de salud mental y de cuidados básicos o comunidades terapéuticas para el tratamiento de adicciones. También hay pisos supervisados, centros de día, espacios de inserción laboral y equipos de Apoyo social comunitario.

Más de 10 pacientes al día

En cada servicio hay especialistas de una u otra tipología y, según los datos del Departamento de Sanidad de la DGA, en las unidades de salud mental de Aragón se atiende diariamente a una media de entre 10 y 12 pacientes en cada consulta de psiquiatría.

En las citas con personal de enfermería especialista en trastorno mental también hay entre 10 y 12 usuarios diarios, mientras que en la consulta de psicología clínica son entre 5 y 8. «Nosotros en la asociación hemos notado el incremento. Entiendo que es una situación generalizada y en la red pública es Atención Primaria quien centraliza gran parte de la demanda», cuenta Pilar Cutando.

De hecho, un gran porcentaje de la actividad diaria en los centros de salud está ocupado por casos de salud mental, ya que además del malestar emocional que pueda surgir de manera puntual o en nuevos pacientes, atienden patologías importantes y hacer seguimiento de pacientes crónicos.

En algún momento, asociaciones de pacientes y familiares han reclamado más personal para atender los casos de salud mental. En estos momentos, las enfermeras y los facultativos especialistas son el personal mayoritario destinado a esta tarea, con 168 efectivos cada uno. Los psiquiatras son 132, hay 40 médicos mir, 21 enfermeras residentes, 21 trabajadores sociales y 12 titulados en Terapia Ocupacional, pero sin embargo apenas hay dos psicólogos en plantilla y el resto, 27, son psicólogos con plaza como residentes.