El modelo ganadero aragonés va como un disparo en lo económico, con unas exportaciones que rondan los 1.500 millones de euros en 2020. Sin embargo, lo que es un impulso para el tejido económico se convierte en un tiro en el pie para el medio ambiente aragonés, que se resiente por el crecimiento desbocado de la ganadería intensiva. Según un informe de Greenpeace, el 30% del territorio aragonés ha sido declarado Zona Vulnerable a Nitratos a consecuencia de los desechos que proceden de las granjas –orines y heces conocidos bajo el término de purines–, lo que supone poner «en grave peligro» los acuíferos y las reservas de agua del territorio. Además, Aragón es la cuarta comunidad que más contribuye a la crisis climática con la contaminación producida por sus explotaciones ganaderas.

Como telón de fondo, las explotaciones de porcino en Aragón crecen sin freno y ya superan en cabezas de ganado a Cataluña, la histórica productora del sector, tras alcanzar en 2020 los 8,8 millones de cerdos. La razón de este adelantamiento reside en que Cataluña aprobó un decreto-ley que limitaba la ampliación y la instalación de nuevas granjas en las zonas que tuvieran un gran número de explotaciones o aguas contaminadas por nitratos procedentes de los purines. Aragón no cuenta de momento con ninguna legislación similar en esta materia, ante lo que Paloma Nuche, consultora que ha elaborado el informe, alerta de que «se está exportando el modelo catalán a Aragón».

Gráfico con las Zonas Vulnerables a Nitratos en España, donde se aprecia una clara masificación en la zona de la Franja. Gonzalo de Domingo

Entrando en materia, en cuanto a la contaminación de las aguas, se sitúa en un 29,5% el territorio aragonés designado como Zona Vulnerable a Nitratos (ZVN), lo que se traduce en 1,4 millones de hectáreas que están ahora en riesgo. Aragón es la cuarta autonomía con mayor porcentaje de tierra afectada por los purines, que además se sitúa casi seis puntos por encima de la media nacional (24%). «Son aguas que ya no pueden utilizarse y que tardan siglos en regenerarse», apunta Nuche.

Tendencia peligrosa

Es más, la tendencia se ha recrudecido en los últimos 10 años. Aragón es en la década 2011-2021 la segunda autonomía que más hectáreas ha sumado a las zonas de riesgo (921.000), solo por detrás de Castilla y León (1.210.893).

Y es que en el ámbito estatal la tendencia es similar. En toda España la contaminación por nitratos ha aumentado un 51,5% en el ciclo 2016-2019. En los últimos diez años (2011-2021), según datos oficiales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, debido al aumento de la contaminación de las aguas subterráneas por nitratos, las Zonas Vulnerables por Nitratos (ZVN) se han tenido que ampliar casi 4 millones de hectáreas -3.995.534,4 ha-, alcanzando ya un 24% de la superficie total de España.

En lo referente a las emisiones de gases de efecto invernadero, la comunidad aragonesa se sitúa en el cuarto puesto de la lista de comunidades donde la ganadería es más contaminante, con una estimación de 7,1 millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas en 2019. El sector ganadero aragonés produce el 7,1% del total nacional de toneladas de CO2, solo superado por el 7,3% de Castilla y León, el 8,4% de Galicia y el 20,5% de Cataluña, que lidera el ránking con holgura.

Además, según señalan desde la oenegé, la ganadería es la responsable del 9% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, dado que al CO2 habría que sumar las emisiones de metano, 28 veces más contaminante.

Ya lo dijo la CHE

No obstante, el informe de la oenegé no revela algo desconocido. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ya alertó este verano de que en el último cuatrienio (2016-2019) se había duplicado el número de masas de agua contaminadas o afectadas por el NO3, nitrato generado a raíz de los residuos generados por el sector. De este modo, un total de 96 masas de agua de la Cuenca del Ebro están afectadas, una cifra que dobla las 47 reconocidas en el ciclo previo, que abarcaba desde 2012 hasta 2015.

También se alinea con este pensamiento la Comisión Europea, que este lunes publicó un informe en el que acusaba a la ganadería de ser «responsable del 81% de la aportación del nitrógeno agrícola a los sistemas acuáticos».

EL SECTOR DEL PORCINO SE DEFIENDE

La patronal del sector porcino en Aragón, Interporc, incide en que la actividad ganadero-cárnica representa el 7,8% del total de emisiones de GEI en España frente al 27% del transporte, el 19,9% de la industria o el 8,5% del combustible. «El sector está fuertemente comprometido con el medio ambiente y trabajamos conjuntamente bajo una serie de compromisos de aquí a 2023 como reducir nuestra huella de carbono y emisiones en otro 15% en la ganadería y en un 30% en la industria cárnica», explican.

Respecto a la despoblación, desde Interporc señalan que «más de la mitad de la actividad ganadera contribuye a generar riqueza, cohesión territorial y empleo, principalmente en municipios de menos de 5.000 habitantes». Además, aseguran que el porcino genera «seis de cada diez empleos» en las zonas despobladas.

Sobre las macrogranjas, desde la patronal subrayan que «en España no existen macrogranjas de porcino, ya que están prohibidas por normativa». se pueden construir granjas de gran tamaño. En este sentido, dicen que se han «autolimitado» para dimensionar sus granjas con «un tamaño medio».

Por otro lado, desde Greenpeace recuerdan que el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) admitió que limitar la ganadería industrial y las macrogranjas de porcino resulta beneficioso para el medioambiente, aunque poco tiene que ver esta recomendación con las ejecuciones administrativas de los últimos años.

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Aragón está en el podio de las comunidades que cuentan con explotaciones ganaderas de mayor tamaño, acompañada de Castilla-La Mancha y Cataluña. La media aragonesa se sitúa en 4.064 animales por explotación, lo que sitúa el foco en cómo la ganadería intensiva tiene una mayor repercusión negativa en la biodiversidad.

Existe un interesante debate que enfrenta al sector con los ecologistas sobre dónde se sitúa el límite para empezar a llamar a una explotación por el nombre de macrogranja. Según la legislación, esta es la que dispone de más de 40.000 plazas para aves de corral o 2.000 en el caso de cerdos. Los segundos, según defendió ayer Luis Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace, aseguran que la ley de emisión de gases marca como» potencialmente contaminantes» las explotaciones de más de 500 cabezas de ganado vacuno y de 600 en el caso de cría de carne.