Regresa la normalidad al cauce del Ebro tras la crecida extraordinaria que ya desemboca en el embalse de Mequinenza, pero los efectos que la avenida ha dejado a su paso continúan emergiendo. Más allá de las hectáreas anegadas en la llanura de inundación, que UAGA cifra en 14.000 solo en Aragón, los alcaldes ribereños temen ahora por las afecciones provocadas sobre acequias, caminos y sistemas de riego. Si no se reparan pronto, dicen, el año agrícola entero podría correr peligro, y la recuperación a través de la siembra de nuevos cultivos cuando el nivel del agua se rebaje se vislumbra ya como una difícil empresa.

De hecho, el Consejo de Ministros declaró ayer zonas afectadas gravemente por emergencias de protección civil, en este caso las riadas de los últimos días, las comunidades de Aragón, Asturias, Cantabria, Navarra y La Rioja, confirmó ayer la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la posterior rueda de prensa.

La huerta de Quinto, inundada, vista desde el aire. Servicio Especial

Es así como lo ven tanto en la Ribera Alta, que limpia ya los desperfectos de la riada al descender de forma considerable los niveles del caudal, como en la Ribera Baja, que aún mantiene sus huertas anegadas. Desde allí, donde la cresta de la avenida mostró su fuerza el pasado miércoles, Jesús Morales, el alcalde de Quinto, lamenta la pérdida de cerca de un millar de hectáreas. «Sin embargo, el mayor problema llega al ser una riada muy temprana, porque la huerta se queda totalmente descubierta, por lo que incluso con avenidas pequeñas se nos vuelve a inundar todo», lamenta Morales. El regidor dice que hay que ponerse manos a la obra ya en la reparación de las motas y de los sistemas de riego. «Antes de final del mes de febrero habría que reparar los sistemas para no perder el año agrícola», estima.

Con Morales coinciden aguas arriba. En Novillas, donde 1.500 hectáreas de cultivo quedaron inutilizadas, su alcalde, Abel Vera, manifiesta que «el mayor de los problemas es el daño en las infraestructuras». «Ahora se está actuando sobre los puntos críticos: caminos que dejan zonas incomunicadas. El grueso de la reparación vendrá después, pero primero deben llegar los fondos para ello», apunta Vera. Es más, el primer edil señala que en los próximos dos o tres meses no se darán las condiciones propicias para volver a la normalidad. «Volver a levantarnos será complicado», lamenta.

De igual manera, en Pradilla de Ebro quedaron 400 hectáreas inundadas, «casi el 100%», dice el alcalde de la localidad, Raúl Moncín. «La gente quiere volver a regar. En cuanto se sequen las huertas, los agricultores querrán poner una nueva siembra», afirma Moncín, que no obstante llama a «la paciencia y a la tranquilidad» porque «ya se sabe que la Administración va lenta».

Pero sobre todo, lo que no quieren los vecinos de la ribera del Ebro es que una vez pasada la avenida, con ella se vaya el interés mediático. «Mañana cuando se pase la riada ya nadie se acordará de nosotros. Y nos queda mucho barro, muchos daños que reparar, desde caminos que siguen sin arreglar a los sistemas de riego», denuncia Jesús Manuel Sanz, alcalde de Boquiñeni. Allí, en torno a 350 hectáreas de cultivo se han perdido.

De hecho, las primeras estimaciones de organizaciones agrarias como la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, UAGA-COAG, cifran en 14.000 hectáreas las que han quedado inundadas por la crecida y el desbordamiento del Ebro en la provincia de Zaragoza, una cifra inferior a la registrada en 2015, cuando se anegaron 15.063, según las primeras estimaciones.

En Zaragoza

La carretera de Alfocea reabrió ayer al tráfico ligero después de la última inspección de bomberos desde 16.00 hasta las 24.00 horas con presencia de un retén preventivo. No obstante, desde la medianoche y hasta las 6.00 horas de hoy, la vía volvió a cortarse por seguridad. Los efectivos de Bomberos de Zaragoza reevaluarán las condiciones de la pista esta mañana y decidirán si es transitable o no.

En Monzalbarba se procedió a vallar los puntos más delicados del carril bici y el área peatonal. De esta manera, se retranquearon las vallas que cortan el Camino del Soto hasta la A-2 para permitir acceso a los vecinos del área. Los servicios de Limpieza Pública realizaron también tareas de baldeo en esa calzada.