El oficio de barbero se aprende con paciencia y mucha práctica, según cuenta el responsable de una de las barberías más conocidas de Zaragoza, la del Tío Jorge. Y conociendo el gremio como lo hace, Jorge Villarroya ha decidido compartir sus conocimientos con sus pupilos. En el confinamiento por el coronavirus vio la luz al final del túnel, había agente que quería formarse para mejorar en la profesión, o simplemente para empezar en ella. Aquí comenzó una historia que, aunque todavía no ha acabado, ya ha llegado a su primer éxito. Su primer alumno en licenciarse ya es el barbero revelación de Soy Barbudo.

"Esto surge porque a mí el tema de la barbería me encanta", cuenta Villarroya, que por su cuenta montó un negocio en el Actur y, poco a poco, "fue creciendo la cosa". Sin embargo, sí que se dio cuenta de que "este oficio es un poco rotativo". ¿Qué significa esto? Pues que, según cuenta este barbero, los empleados con dos años de experiencia ya se ven capaces de crear su propia barbería: "Es algo que no tiene mucha inversión y te sientes capacitado rápido", apostilla. Esto se traduce en un continuo cambio de los empleados y "encontrar gente formada era bastante complicado".

Cuando no contaban con la escuela, él mismo los formaba en las propias barberías. Aunque había algunas dificultades. Villarroya explica que "trabajas con gente a la que cobras 20 euros por un corte de caballero, en esas condiciones nadie quiere probatinas". En la pandemia, con el tiempo para pensar en ello, se le "encendió la bombilla para tener cantera", además de otra inversión en estos tiempos en los que hay menos eventos.

Sacar el proyecto adelante

Por el momento, esta iniciativa ha tenido éxito entre zaragozanos y zaragozanas que quieren ir formándose en el mundillo. Sobre todo, explica Villarroya, el perfil que se apunta a los cursos son "chavales de entre 18 y 25 años que no tenían oficio ni beneficio, que están un poco perdidos". En general, relata, hacen las inscripciones los padres y después los alumnos se topan con un trabajo: "Antes de acabar ya se los están rifando por varias barberías de Zaragoza y si no los cogemos nosotros", asegura y añade que todos sus trabajadores ahora mismo "son de la escuela". "Es bastante enriquecedor, los padres te llaman contentos", anuncia orgulloso el director de la escuela.

Por el momento, han ido llenando estos cursos que tienen un máximo de diez plazas, aunque pueden tener a una decena de alumnos en turno de mañana y otra por la tarde. ahora mismo hay alrededor de quince inscritos. Aunque esto no es como un curso escolar, sino que los alumnos vienen y van conforme empiezan y acaban el curso. Las modalidades posibles son tres: seis meses para novatos, cuatro meses para principiante y un mes para profesionales. Se realizan en una academia situada en la avenida Madrid en la que cortan el pelo de manera gratuita "a chavales de Cruz Roja, Aldeas Infantiles y otras oenegés". Adrián Hernández cursó el de seis meses. De hecho, fue uno de los primeros en inscribirse y el primero en salir con el título.

La escuela, en Avenida Madrid, mientras algunos alumnos practican. Escuela de Barbería del Tío Jorge

El barbero revelación

Él asevera que fue fácil animarse a realizar la formación: "Nada más ver los primeros anuncios de la escuela de Jorge, como les conocía, yo pensé que tenía que ser el primero". Afirma que antes de inscribirse ya le "llamaba la atención porque era algo nuevo y accesible". "Lo vi buena idea y desde luego lo fue", ríe, pues ahora ya sabe que el esfuerzo tiene su recompensa y ostenta el premio al barbero revelación. Galardón que consiguió en un concurso celebrado en Valencia, con participantes de toda España.

El director de la escuela, afirma que "lo de Adrián es un ejemplo" y rememora aquellos momentos: "Hicieron un concurso en Valencia para ver quién era el mejor barbero, había distintas categorías y a la que podíamos optar nosotros era la de barbero revelación, en la que compite gente que lleva menos de un año trabajando. Muchos de los que presentamos ni siquiera habían empezado a trabajar", explica orgulloso. De entre los que fueron a participar, ganó Adrián Hernández.

"Que te digan que estás haciendo bien tu trabajo es lo mejor que puede haber"

"A Valencia fui con confianza, pero al llegar allí y ver a gente tan buena se me bajó un poquito", relata el protagonista y continúa asegurando que "aún así veía que podía sacar algo de allí". "Cuando gané me sentí genial, te hincha el pecho", explica y añade orgulloso que "que te digan que estás haciendo bien tu trabajo es lo mejor que puede haber". Sus planes ahora pasan por "seguir y crecer todo lo posible". 

Por el momento, Villarroya cuenta que le ha hecho un contrato indefinido en la Barbería del Tío Jorge de la calle Pedro María Ric. Allí demuestra que "tiene mucho nivel". "Adrián está cobrando 20 euros por corte de pelo, por barba 18 y pelo y barba son 38" afirma y añade que "está currando a alto nivel, le corta el pelo a los jugadores del Zaragoza y a algún famosete". Con tan solo 18 años, todavía tiene tiempo para progresar.